Lázaro de noche y Quando aqui

 

Por Pablo Gamba 

En la sección Galas del Festival de Valdivia se presentó Lázaro de noche (México-Canadá, 2024), que se estrenó en el FID de Marsella y estuvo después en Toronto, entre varios otros festivales. Es la más reciente película en la que Nicolás Pereda prosigue un trabajo de alrededor de 20 años con los mismos actores, como Gabino Rodríguez, Luisa Pardo, Francisco Barreiro o Teresita Sánchez, a los que suma aquí a Gabriel Nuncio. 

También vuelve Pereda en Lázaro de noche a su característico trabajo de exploración de la actuación que forma parte de nuestra vida cotidiana y la interpretación de otros roles por los personajes que interpretan los actores. Desestabiliza así las distinciones entre el nivel que correspondería a lo real en una ficción cotidiana y las diversas capas ficticias que así se añaden, lo que es también una singular manera de crear nuevas comedias de enredos. 

Pero encuentro que hay aquí un giro significativo con relación a lo que conozco del cine de Pereda. Por una parte, pareciera ir hacia las películas mutantes que reaccionan en la actualidad frente a la frugalidad narrativa de comienzos del siglo XXI. Por otra, acerca a Lázaro de noche a otra participante en el Ficvaldivia, Tú me abrasas (Argentina-España, 2024), de Matías Piñeiro, por lo tocante al giro del teatro a lo literario, con referencia al escritor de culto argentino César Aira, y su comentario de la historia de Aladino y la lámpara maravillosa, la magia y el realismo. 

Los tres personajes principales, interpretados por Rodríguez, Pardo y Barreiro, conforman un triángulo de amores que se pone al descubierto desde la primera escena. Se abre así el juego del disimulo de una manera incómodamente cómica a los tres que están al tanto de esa verdad. A esto se añade la participación del grupo en un proceso de casting, irónicamente basado en el realismo que el director intenta percibir como no actuación. 

También hay otros juegos con los recursos de representación ya no del teatro sino del cine, como el uso en unas escenas del sonido que corresponde a otras, de un modo que se conjuga cómicamente también con modalidades convencionales de las voces en over y el escamoteo. Es un nivel más por lo que respecta a la desestabilización de lo real en la ficción. 


Más significativo es, sin embargo, el tratamiento del motivo de la lámpara mágica en el cuento de Aladino, cuyo protagonista la usa para resolver sus problemas de la vida. Aira escribió: “Si la premisa es la magia, estamos dispuestos a aceptarla, pero para nuestra sorpresa Aladino se niega a dar el salto causal de la magia y elige el paso a paso de la realidad (…). Es por eso que lo vemos como un intruso en el mundo mágico”. El giro literario me lleva así al realismo de la novela moderna que nace con Miguel de Cervantes y el Quijote, como caída del velo de ilusión que transfiguraba el mundo para el personaje que hizo de la ficción literaria parte de su vida. 

Es sobre todo, entonces, del desengaño que se apropia irónicamente Pereda por intermedio de Aira en esta película, que así lleva la pasión de la fabulación, hoy en alza en el cine contemporáneo, a la confrontación con el escepticismo como ventana a la verdad del realismo y también con la ficción por lo que puede tener de mecanismo. Pero esto la reconecta ingeniosamente también con los juegos del teatro y la vida porque es un escepticismo con la vitalidad de un humor fino como antídoto, y al que acompaña una vaga sensación de incomodidad como síntoma de lo real. 

Tiempo discontinuo en el espacio 

El Ficvaldivia presentó, además, un foco dedicado al cineasta brasileño André Novais Oliveira del que formó parte su más reciente película como único director: Cuando aqui (2023). Se presentó en un programa de cortos que reunió también Fantasmas (2010), Pouco mais de um mês (2013), Quintal (2015), Pai (2020) y Alzheimer (2021), lo que puso de relieve, en este contexto, la relación de los personajes con el espacio y la discontinuidad del tiempo. 

Es una manera de acercarse al cine del realizador de Belo Horizonte y Contagem, en el estado de Minas Gerais, que trasciende su ternura y su capacidad de hacer de lo cotidiano historia para el cine, lo que en su largometraje más reciente, O dia que te conheci (2023), deriva hacia una estilización genérica de la que se aparta notablemente Quando aqui. Escribimos al respecto en Los Experimentos, en una nota del Festival de Mar del Plata del año pasado.

La aparición en el plano de personajes como los padres del cineasta o espacios como la casa familiar sigue siendo poco menos que un milagro, en las películas de Novais de Oliveira, frente a las imágenes hegemónicas del audiovisual contemporáneo. El programa de cortos ayudó a ver cómo ha venido trabajando esa búsqueda desde los comienzos de su cine, con la cámara espía que trata de capturar a una chica cuando pasa de noche en su auto por la esquina de enfrente, en Fantasmas. Los portales que se abren en el espacio y el tiempo domésticos en Quintal llevan a transformaciones de esos personajes que no sé si otro cineasta logra imaginar con tanta ironía, desafiando los estereotipos que invisibilizan a la gente real en la ficción. 


En Quando aquí el juego es con una mirada al espacio desde una heterogeneidad de tiempos que allí se dan, se han dado o pueden darse, con la consecuente liberación de cualquier noción de destino. El padre cuenta cómo se convirtió de arrendatario en propietario de la casa familiar, con una combinación de resistencia y capacidad de aprovechar una oportunidad de negociar hábilmente. Pero no es para relatar retrospectivamente un mito de superación sino para iniciar un juego desarticulador de la historia, una constante fuga de las continuidades imaginarias del pasado y el futuro. Comprende el recurso de superponer en el plano una foto familiar del mismo lugar, tomada en otro tiempo, por ejemplo, pero también otras fotos y escenas de ficción, no con el presente como de referencia para una mirada nostálgica sino como un juego que desarma la historia a escala humana familiar, de la sociedad brasileña y de las edades geológicas, inclusive. 

Esto me ayudó a entender algo que siempre me había resultado incómodo en el cine de Novais Oliveira. Es la manera como parece seguir caminos ampliamente recorridos, por lo que respecta a usar la ficción como dispositivo que abre la mirada a lo real, pero para llevarnos al encuentro con algo distinto de aquello que esperábamos encontrar sobre la base de supuestos acerca de los demás, del destino social que les atribuimos, sobre todo. Pienso, entonces, en la importancia que cobran las “apariciones” y “desapariciones” como indicios de inestabilidad del mundo tal como lo creemos conocer, pero lo desconocemos, de cómo siempre lo que parece más inmediato puede conducirnos a la sorpresa. Es lo que siempre ocurre con la ternura en sus películas, en general, y el romanticismo del cine en O dia que te conheci, en particular, dejando otras críticas aparte.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mitopoiesis de Tenochtitlán: ¡Aoquic iez in Mexico! / ¡Ya México no existirá más!

Punku

Pepe y El auge del humano 3