Por arriba Juan, por abajo Jean

 

Por José Suing Mendieta

Por arriba Juan, por abajo Jean (2023) es el regreso de Miguel Alvear (Quito, 1964), quien desde el estreno de Más allá del mall (2010) no había dirigido un proyecto cinematográfico. A pesar de su ausencia del cine, Alvear ha estado presente en varios otros proyectos artísticos. Ha dado un giro de disciplina y/o formato, pero no ha alejado su preocupación por el quehacer cinematográfico y la investigación de las distintas formas de realización cinematográfica en la geografía ecuatoriana.

A pesar de la aparente poca repercusión del trabajo de Alvear más allá de las fronteras del país, ha logrado posicionar sus obras en circuitos importantes dentro de la región, como Visionarios (Itaú Culural, Brasil), y en Europa, en el CCCB (Barcelona), además de ser uno de los principales gestores y curadores como Fundación Ocho y Medio (Quito), y el Museo Antropológicco y de Arte Contemporáneo (MAAC) (Guayaquil). 

Por arriba Juan, por abajo Jean es un homenaje a la obra de dos personas: Juan Cayambe, un arpista de la provincia de Ibarra, Ecuador, y Jean “Chopin” Thermes, un ciudadano francés quien, luego de haber participado en las manifestaciones de mayo del 68, viaja a Sudamérica para hacer algo y regresar a Francia con “algo” para ofrecer. Es en Ecuador dónde finalmente se establece, hasta en 1973 tener un encuentro fortuito en un mercado público con el músico tradicional Juan Cayambe, oriundo de Pimampiro, un pueblo del norte de su país. Es ahí cuando decide grabar la música de Cayambe y otros, como Carlos Perugachi, Azucena Perugachi y Alfonso Cachiguango. En 1976 Thermes decide hacer una grabación de Ñanda Mañachi (grupo fundado en 1969 por Cachiguango), la primera de estudio en la historia de la música andina ecuatoriana. 


El hecho de que todo esto se haya dado precisamente en esos años no es algo aislado, es más bien un encuentro necesario. Por una parte, un Thermes que dejaba su natal Francia luego de uno de los movimientos de izquierdas más importantes en el siglo XX, sale por no “querer convertirse en un burgués más”, como se suponía que iba a ocurrir con los participantes de mayo del 68. Y, por otro lado, un Cayambe arpista, campesino e indígena, quien estaba en un mercado popular en Otavalo, un pueblo predominantemente indígena en el norte de ecuador. Es ahí el punto de encuentro de ambos, músico y oyente. Futuro productor, este es el punto donde Thermes logra una conexión con la música andina ecuatoriana, la cual en un futuro lo salvaría de una profunda depresión causada por la muerte de su esposa. 

La exploración de la identidad ecuatoriana es un tema que ha rondado la obra de Alvear desde prácticamente sus inicios. En Black mama (2009), un largometraje experimental de corte barroco andino, satiriza la identidad ecuatoriana, lo “propio”, mediante recursos teatrales llevados al cine. Sin embargo, y como era de esperarse, esta película no tuvo mucha relevancia en taquilla, lo cual lo llevaría a la realización de su siguiente largometraje de investigación, Más allá del mall, donde explora la idiosincrasia del consumidor de cine ecuatoriano. La pregunta “¿qué cine consume el ecuatoriano?” lo lleva allí a una reflexión sobre las narrativas populares de los productores amateurs de cine y a un estudio sobre la piratería en épocas previas al torrent. 

Para Alvear la colonización es un tema central. La pregunta que todos en este país alguna vez nos hemos hecho, ¿qué es la nacionalidad ecuatoriana?, ronda su obra, y es en la indeterminación de la identidad nacional que profundiza en su trabajo. En los últimos años, sea en formato cinematográfico, performativo o en instalación, Alvear continúa la búsqueda de la identidad arraigada a la música andina, específicamente de la región norte del país. 

Por arriba Juan, por abajo Jean es un trabajo más extenso que el que venía haciendo previamente con sus clips de música de los grupos de Cotacachi. En esta obra se busca explorar el inicio de esta tradición oral desde dos puntos, la dualidad de quien ejecuta y quien escucha, y quien escucha al mismo tiempo hace de mediador y reproductor del mensaje. “Chopin” Thermes es nuestro mediador en la historia de la tradición oral ecuatoriana. En un país desesperado por nacionalismos e identidades frágiles, es el extranjero, el extraño, el ajeno, quien le da el reconocimiento a esta tradición oral. 

La identidad ecuatoriana, como cualquier nacionalidad político-estatal, no se escribe en singular, sino en plural. En la música de Ñanda Mañachi está lo indígena, los cantos sobre lo cotidiano, referenciando la naturaleza que rodea los paisajes andinos. Sus letras son simples, y en esa simpleza radica lo bello de la composición, expresando su libertad dentro de los límites de una estrofa y un coro que se repiten continuamente como un trance; entrar en estado de leve trance, como quien contempla atentamente el ruido de las piedras y el agua del río. 


Por arriba Juan, por abajo Jean, es una revisión al trabajo de Juan Cayambe, exactamente 50 años después. De este primer LP, Alvear decide regrabar “Por arriba corre el agua”, obra original de Cayambe que cuenta con un arpa y una voz masculina. Se hacen dos nuevas versiones. La primera, con un arpista y un violinista de Ibarra, acompañados de la voz de Linda Pichamba y Taita Alejandro Terán, duplicando los instrumentos musicales y los acompañamientos vocales. La segunda interpretación sería grabada en París, el lugar de nacimiento de Thermes. Invita a Muriel Gastebois, quien interpreta la marimba, un instrumento muy popular en Esmeraldas y el Valle del Chota (provincia de Imbabura), ambos asentamientos importantes de población afroecuatoriana, y el senegalés Abou Diarra en la kora (arpa africana), mientras que en Ecuador se graba a los niños del coro de la escuela de Ñanda Mañachi. De esta manera se cierra el homenaje presentando la espiral del viaje que ha dado la música de Juan Cayambe con su interpretación, su registro y sus reinterpretaciones de dos maneras, una más paralela a la original y otra más liberada, donde se exploran las influencias de la música africana en Ecuador en conjunto con el legado musical de la banda. 

La obra de Alvear es muy rica en el estudio y recolección de memorias alrededor de lo no oficial y de lo aparentemente perdido, una arqueología de diferencias dentro de la supuesta corta historia de estas expresiones artísticas, que por su propia característica oral y poco académica es también frecuentemente olvidada. 

Así mismo, el cine de Alvear escapa de los lugares oficiales y aparentemente legitimadores como lo son los circuitos de festivales. Por arriba Juan, por abajo Jean tuvo un estreno limitado. En Ecuador ha tenido únicamente tres proyecciones públicas, en los Encuentros del Otro Cine (EDOC), en 2023; en la sala de cine independiente Ocho y Medio, y en el festival Aura Impronta. Ahora se puede ver libremente en su canal de YouTube, como gran parte de su obra.

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