Materialsammlung

 

Por Pablo Gamba 

El documental Materialsammlung (Colección de materiales, Alemania-Colombia, 2024) forma parte de la Sección Oficial del Festival Punto de Vista. Es el primer largometraje de David Gómez Alzate, cineasta colombiano radicado en Alemania, realizador también del corto Fosfeno (Alemania, 2019). La película se estrenó en Visions du Réel y ha tenido un recorrido que lo llevó, además, a la Muestra Internacional Documental de Bogotá (Midbo). 

Materialsammlung trata de cómo objetos sagrados para una cultura se convierten en piezas de museo para otra, con una toma de posición crítica frente a la arqueología y prácticas que pueden no ser sino robo del patrimonio de los pueblos originarios. El título hace referencia a la colección que formó el etnólogo alemán Konrad Theodor Preuss en sus viajes de exploración por Colombia a comienzos del siglo XX, en particular por el departamento del Huila y la Sierra Nevada de Santa Marta. Hubo un reciente litigio sobre dos máscaras del pueblo Kogui adquiridas por Preuss, que se resolvió felizmente para los indígenas con su devolución por Alemania. 

Pero el documental no sigue esta línea narrativa ni se ocupa de lo que significa el retorno en los países periféricos que reciben de vuelta piezas sustraídas por europeos, como lo hizo Mati Diop en Dahomey (Francia, 2024), la película ganadora del Oso de Oro en el Festival de Berlín el año pasado. La opción de Gómez Alzate es por una confrontación de los procesos de musealización en Alemania y, en Colombia, la cotidianidad de una de las comunidades cuyo patrimonio fue musealizado por Preuss. Pero tampoco hay un montaje que haga de esto una retórica de choques simplificadora ni se recurre a una voz en over expositiva que oriente al espectador o espectadora de otra manera. Las voces de Materialsammlung leen noticias de la época, artículos científicos, y cartas que intercambiaron el etnólogo y el museo durante su viaje de exploración, y dan de este modo espacio para que uno piense por uno mismo. 

Se trata además, y sobre todo, de percibir, de sentir. La parte de Colombia se desarrolla como un acercamiento a una aldea que vemos primero como un apretado conjunto de viviendas en el monte. Esa lejanía inicial, sin embargo, está en contrapunto con un sonido que no podemos identificar allí pero nos acerca sensorialmente a esa comunidad como un misterio que nos llama. 
Un uso análogo lo encontramos en una secuencia en el Parque Arqueológico del Huila, pero con el efecto contrario de que el sonido interfiere en lo que vemos con un efecto distractor y hasta molesto. Es un ruido que parece al comienzo asociado al zoom de la cámara de 16 mm, pero de algún modo es semejante al de una actividad como de construcción o algo parecido allí. 


Es significativo que en el acercamiento a la aldea veamos la fuente del sonido que atrae, que es una persona que hila, sin que las imágenes del hilado integren una secuencia que describa la elaboración de textiles, por ejemplo. Esto crea una desfamiliarización que abre la percepción visual a que se detenga en los detalles que llaman la atención por sí mismos, no como partes de un proceso en el que adquieren un sentido inmediatamente reconocible para nosotros. 

Llama la atención por esto en particular una secuencia de lavado de manos que se prolonga extensamente con la participación de muchas personas y que parece tener un sentido ritual sin que podamos saber cuál. Nada lo explica. Son prácticas hoy características de un cine documental que confronta esta posibilidad de conocer sensorialmente con la tradición científica etnográfica. 

Esta crítica se expresa más claramente en el contrapunto de lo sensorial con lo inteligible por la vía de la lectura en voice over, en otras secuencias, de artículos académicos. Pueden parecer hasta irónicamente cómicos por sus enrevesadas descripciones del uso ritual de objetos como los musealizados y son expresión de un proceso análogo, la primitivización de los pueblos originarios. 

En Materialsammlung hallamos un desmentido de esto en una parte que sí podemos entender con facilidad por referencia a nuestras experiencias como criollos o europeos. Es una secuencia sobre la educación de los niños indígenas en su propia cultura, en una escuela moderna. Después escucharemos otra descripción de su vida. que es la que hace uno de sus integrantes, el cual parece uno de sus sabios, y también hay en ella referencias modernas, incluso lugares comunes de una retórica progresista, como la función de “guardianes del planeta” que se atribuye a los pueblos originarios. 

Las partes filmadas en el museo también se desfamiliarizan significativamente, en particular por lo que respecta a hacernos percibir una artificiosidad que se confronta con el entorno natural de la vida indígena. Hay encuadres que cortan a los personajes, lo que es una manera de deshumanizarlos, y cobra importancia lo que vemos de la manufactura de réplicas, no solo de una pieza que no es indígena, además, sino de una maqueta que nos da otra versión de una aldea como la vista en Colombia. 


Hay, además, conexiones entre las partes de Colombia y Alemania sutilmente reveladoras de la razón colonialista de la musealización. Capitalista también porque, por ejemplo, algunas piezas le fueron obsequiadas a Preuss por alguien que las consideraba suyas porque las hallaron en sus tierras. 

Un vínculo por la vía de las analogías visuales es el que encontramos entre las esculturas dispuestas en el Parque Arqueológico de San Agustín, en el Hila, y la foto de la exhibición de las que se enviaron a Alemania, convertidas en objetos de valor también artístico, en el Museo de Artes Decorativas. En Colombia podemos ver partes del proceso de manufactura de copias artesanales de las piezas, lo que tiene un correlato en un texto revelador de que los costos de la exposición mencionada se cubrieron con la venta de réplicas. 

La manera como se presentan las fotos, dispuestas sobre una mesa por partes visibles de una mano, puede hacernos sentir que han llegado no solo de un lugar remoto sino también al presente de un pasado distante. Son dos tiempos que convergen en el mismo plano. Algo análogo encontramos en la más extraña secuencia, en la que percibimos sensuales detalles fuera de foco de cuerpos desnudos, presumiblemente de los indígenas, pero en imágenes difíciles de entender. Solo las contextualiza un zoom back revelador de su despliegue en la pantalla de un televisor rodeado de un limbo blanco que, por su artificiosa desfamiliarización, parece un espacio del museo del documental, cuya representación se desliza hacia la abstracción también en otros planos. Podría verse allí también una extensión de la crítica a los vínculos entre etnografía y pornografía, que son relaciones de poder, saber y placer. 

Por su estilo, no solo ubicaría a Materialsammlung en el campo de la etnografía sensorial experimental sino también entre documentales como los de la argentina-británica Jessica Sarah Rinland por su interés crítico en lo científico y en procedimientos como los de la creación de réplicas. Sin embargo, que se haya estrenado el mismo año del triunfo de Dahomey la Berlinale es un problema, porque desvía la atención hacia otro tipo películas, en las que las estatuas hablan en desafío de la sobriedad que se atribuye al documentalismo, por ejemplo, y la comunicación por medio de la palabra cobra relevancia en las escenas de debate. Coincidió, además, con otra criatura parlante, el hipopótamo de Pepe (República Dominicana, 2024), film por el que Nelson Carlo de los Santos Arias fue premiado como mejor director en Berlín.

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