Cortos de Paula Pellejero

 

Por Pablo Gamba 

El foco más importante del festival Infinito Super 8 de Buenos Aires fue el dedicado a Paula Pellejero. La razón es el escaso conocimiento que hay, incluso en Argentina, de la obra de esta pintora y cineasta que presentó una muestra de animación abstracta con las técnicas de la pintura sobre la película y el collage, recurriendo a plantas, algas y otros materiales naturales. 

Hay una filmografía “oficial” de Pellejero, en la que figura en IMDb su hasta ahora único largometraje, Alberto Greco, obra fuera de catálogo (Argentina, 2018), sobre el artista conceptual argentino creador del “vivo dito”. Pero sus cortos de animación abstracta no solo son disidentes con relación al documentalismo independiente de ese film sino también a prácticas ecológicas de la actualidad como la fitografía de Karel Doing o el revelado con plantas. No se trata propiamente de explorar la “estética del contacto” en las interacciones físicas y químicas del soporte fílmico con la materia del mundo, aunque el uso de la sangre apunte en esa dirección. 

El vínculo del arte con el mundo de la vida se establece en los cortos de Pellejero más por un camino próximo al de la tradición del expresionismo abstracto, pero también del diario fílmico, la autobiografía y el psicodrama por lo tocante a lo que de recolección hay en el collage, haciendo parte de la película materiales que rodean a la cineasta en su cotidianidad, por ejemplo los mosquitos que infestan por temporadas su estudio, como dijo después de la proyección, o en viajes a la playa o hacia las flores, y el cementerio donde se encuentran, bajo el impulso del recuerdo de infancia de un boleto del colectivo (autobús) que encontró. 

Estas películas de Pellejero tampoco se apoyan en una bibliografía académica, barniz cultural con el que diversos realizadores dan hoy brillo a sus piezas. Siguen, en cambio, una tradición característicamente argentina con sus referencias al cine underground estadounidense ‒Mothlight (1963) y The Garden of Earthly Delights (1981), de Stan Brakhage, las más obvias‒. Pero lo que de expresión lírica podría atribuirse al despliegue de las flores, las hojas o los insectos, entre otras cosas reales visualmente identificables, y algunas que no, como la sangre, siguiendo la tradición de Brakhage, y la materialidad que hace patente la sensación táctil de las texturas, se ponen en tensión en los filmes de Pellejero con una búsqueda puramente abstracta del color y de la forma, en torno al círculo y la línea en particular. El sonido creado por el paso del collage por el sensor óptico del proyector y su intervención posterior es otra diferencia significativa con respecto al silencio del cine de Brakhage. 

El programa reunió seis películas de la realizadora proyectadas por ella en sus versiones fílmicas en Super 8 y 16 mm con música en vivo de Enrique Bernacchini, creada a partir del procesamiento de la banda sonora, en el caso de las tres últimas. Fue una oportunidad excepcional, por tanto, de poder apreciar los colores tal como son, aún al precio del deterioro que experimenta toda película de intervención de estas características al pasar por el proyector. 

Colores primarios (Argentina, 2020), el tríptico en Super 8, se exhibió en dos canales, haciendo correr las películas de un proyector a otro, lo que añade un juego más con el tiempo de la repetición a la experiencia del color, la forma y el ritmo. Como el título lo indica, se trata de explorar aquellos que son la base de todos los colores, una búsqueda esencialista en la luz, con el uso de acuarela pero también de semillas, flores, la amarilla cúrcuma y el rojo de la sangre, que cuando son reconocibles recuerdan el origen mundano del color. 

En Phycos (Argentina, 2022), el color rojo es una búsqueda a partir de algo propio de un lugar vacacional popular, significativo en la vida de muchos argentinos y argentinas, Mar del Plata. El título de esta película en 16 mm refiere a las algas, en particular las rojas que se encuentran allí, a las que se añade el uso de tintas naturales y acrílico, según las notas del programa. Diría que su correlato es la sensación acuática de ligereza y transparencia que me transmitió esta pieza en comparación con la mayor densidad de las demás. 

El jardín (Argentina, 2022) es el mejor de los cortos que vi en el programa. La variedad de plantas a la que refiere el título se corresponde allí con la de flores que utilizó la cineasta, así como sangre y acrílico. También hay colores que sugieren la tierra y el polen, y a la sensación de densidad que esto transmite se añaden las capas de hojas. Siguiendo un comentario de Albert Alcoz sobre The Garden of Earthly Delights, de Brakhage, diría que el movimiento vertiginoso que adquiere el jardín en este film dialoga con la búsqueda de crear impresiones de dinamismo en torno mismo al motivo en la pintura, y la sensación matérica, de meter las manos en la tierra, las plantas y la película, con la contemplación. 


En Hasta el cementerio de Flores (barrio de Buenos Aires) (Argentina, 2024), encontramos una selección de ingredientes que no deja de expresar sutilmente el humor nacional, en mi opinión: cebolla ‒¿por las lágrimas?‒, pelos ‒¿por los difuntos?‒, junto con telarañas góticas y muertos propiamente dichos, los mosquitos, a los que acompaña una cruz dibujada, por las dudas. La historia de los viajes cotidianos de Pellejero, cuando adolescente, cuyo relato está en las notas del programa de la página web, adquiere así referentes identificables por lo que respecta a los recuerdos, que de este modo trascienden el expresionismo abstracto y refieren a sus primeros cortos psicodramáticos. La paleta de color y su desarrollo hacia el negro del luto, junto con las texturas, me refieren a mí también al neoexpresionismo del artista Anselm Kiefer. 

Ojalá esta muestra ayude a llamar la atención sobre la obra de Paula Pellejero. Creo que debería tener más circulación que la que ha tenido, que valdría la pena confrontar la resistencia que hay en su recuperación de Brakhage y la tradición argentina con los filmes de la ecología en boga, y que la cineasta pueda viajar a presentarlas en festivales como corresponde, en fílmico.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mitopoiesis de Tenochtitlán: ¡Aoquic iez in Mexico! / ¡Ya México no existirá más!

Punku

Películas de Adriana Vila-Guevara en Alchemy Film and Moving Image