Invisible y Grão fino
Por Pablo Gamba
En la selección oficial del festival de cine experimental Ultracinema, de México, estuvieron Invisible (Bolivia, 2024) y Grão fino (Brasil, 2024). El primero es un cortometraje de Sergio Bastani, cineasta boliviano nacido en los Estados Unidos, de quien comentamos en Los Experimentos I, II, III y IV (Bolivia, 2017), y que fue codirector, junto con Martín Boulocq y Rodrigo Bellot, del largometraje integrado por tres cortos Rojo, amarillo y verde (Bolivia, 2009). El segundo es obra del cineasta y artista multimedia brasileño Muriel Paraboni que ha estado en Ecrã, en Río de Janeiro, y en otros festivales y muestras.
En Invisible, Bastani vuelve a la fragmentación de I, II, III y IV, propia de un documentalismo contemporáneo que opta por lo tenso, lo incompleto y lo borroso frente a la búsqueda de coherencia, redondez y claridad que caracteriza a las formas hegemónicas de este cine que va a las plataformas o la televisión. Se hace parte, además, del cine que tanto se realiza en la actualidad sobre relaciones familiares y basado en el archivo doméstico, en este caso con un personaje al que identifica como su padre.
Una característica resaltante de Invisible es la distancia del hijo frente al padre. Puede parecer desconcertante, pero quizás es por referencia a la construcción de esta figura en la tradición melodramática. Tiene como justificación en el corto lo que dice del personaje narrador del cineasta. Cuenta que el padre “se fue” antes de que pudiera conocerlo y que lo encontró, ya de adulto, buscándolo por internet. No hay escena del reencuentro y solo dos veces aparece el padre grabado por el hijo en grandes planos generales que hacen patente el alejamiento.
Esta es, entonces, una primera característica de Invisible con relación a otras películas de archivo familiar: la problematización de la identidad referida a la familia. Pero más importante es cómo expande lo identitario hacia lo nacional. En los dos grandes planos generales referidos, el padre se presenta en el exterior de la que parece una típica casa de clase media acomodada estadounidense, cortando el pasto y podando plantas. Sergio Bastani es, como dije, un boliviano nacido en los Estados Unidos, lo que hace coherente con él también la casa, pero el primer plano de la película es de un camello asiático de dos jorobas y, cuando relata la búsqueda de su padre, a su nombre añade su origen, que es iraní. Yo no sabía que Bastani es un apellido típico de Irán.
El cineasta se introduce en el retrato del padre, y por ende en esta cuestión nacional, que también le atañe, jugando con un lugar común del cine archivo que hoy tanto prolifera en América Latina. Hace un relato, quién sabe si verídico, que explica el acceso a una misteriosa caja que encontró después de que el padre muriera. En ella vemos un pasaporte estadounidense, y parcialmente oculto debajo de él otro, que hemos de suponer que es iraní. Pero la escena nos lleva a pensar también que de la caja extrajo las fotos, películas, videos y cintas de sonido, junto con otros los objetos que muestra, aunque sus dimensiones hacen evidente que no pudo ser así.
Bastani montó estos materiales sin una voice over que les imponga un orden explícito, ni siquiera como relato. Es algo que se hace extensivo a la disyunción del sonido con respecto a la imagen. El resultado es una construcción fragmentaria y opaca de un personaje que se presenta como parte de una cultura en tensión con su entorno, tanto en el país de acogida, como en el Irán del que emigró sin que se expliquen tampoco las causas. Se filtran incluso en este collage algunos fragmentos que podrían identificarse con Bolivia, como planos de una película, que reconozco que no logro identificar, cuya ambientación es andina, como la música que Bastani más usa.
Del vínculo con el padre, característico del melodrama, que es también expresión de una tradición popular en sus valores, se pasa así a la inquietante figura del doble por lo que respecta a esa parte de la identidad del cineasta. Lo digo en particular por la manera como trata algunas fotografías del padre, interviniéndolas como si se viera en ellas como en un espejo deformante.
También es significativo el Irán fragmentado que encontramos en esta película por su confrontación con un país acerca del cual prevalecen en Occidente los mitos y los prejuicios. Hay en el material del corto partes que provienen de películas familiares que, como es característico, registran celebraciones que nos resultan llamativas por su contraste con las restricciones morales que se asocian con la República Islámica, lo que problematiza los estereotipos orientalistas.
Significativas son también las imágenes documentales referidas a la historia de la nación iraní. La confrontación del depuesto emperador, el sha Mohammad Reza Pahlevi, con la Revolución Islámica, el pueblo en las calles y su líder, el ayatolá Ruhollah Jomeini, y los contrastes entre la ciudad capital moderna del país petrolero y las partes en las que vemos la vida tradicional en otros lugares, son aspectos de una realidad diversa y compleja que los medios informativos siguen simplificando terriblemente.
Por todo esto ubicaría a Invisible en el contexto del lúcido cine que se viene haciendo en América Latina sobre la experiencia de los migrantes y su problematización de la identidad, por lo tocante a la relación con lugar donde se vive, y el lugar de nacimiento y donde también se sitúa la historia familiar. Puede complicarse esto todavía más en el caso de los que son migrantes hijos de migrantes, como el boliviano-estadounidense, y también de algún modo iraní, Sergio Bastani.
Es una cuestión por la que no se preguntan los que consideran como un hecho natural su pertenencia al lugar donde han nacido y en el que su familia siempre ha vivido, sin reparar en que la identidad es como una cosa mágica que el territorio les transmite. Incluso a veces tampoco los que tienen padres o abuelos nacidos en otro país, lo que quizás se debe a que las circunstancias de la vida no los han llevado a confrontarse con la incoherencia insospechada o la conflictividad en su relación con los diversos territorios que conforman su identidad.
También Grão fino es una película que responde al impulso de archivo que sigue produciendo abundante cine latinoamericano en la actualidad, conjugada aquí con la cuestión de la maleabilidad de las imágenes digitales. Un texto al comienzo plantea el problema que trata el video, en torno a los registros de una hazaña que se considera trascendental para la humanidad: “El material bruto de la misión del Apolo 11 pronto se perdió después del primer aterrizaje en la Luna, en julio de 1969. La mayoría de las imágenes disponibles provienen de conversiones de mala calidad hechas con cámaras de cine y televisión que grabaron un monitor de video”.
El caso tiene un nombre en la Wikipedia que suena a X File: “The Apollo 11 Missing Tapes” (Las cintas perdidas del Apolo 11). Paraboni fue a buscar lo que circula de estos registros de segunda mano en un archivo en el que encontramos los materiales más diversos: internet. A partir de ellos trabajó con la degradación y manipulación de la que son susceptibles las imágenes digitales.
Encuentro, por tanto, una ironía en el título. El grano fino podría referirse a la calidad de la película fílmica en la que los registros del Apolo 11 se habrían conservado por un tiempo, hasta donde se sabe, casi indefinido, bajo condiciones adecuadas. Pero la que tenemos a nuestro alcance es la granulosidad vibrante de los píxeles de la imagen electrónica, una materia con la que podemos intervenir con cierta facilitad estos registros del hecho histórico.
También es irónico que los astronautas hayan descrito la superficie donde aterrizaron como una arena de granos tan finos que se hundían las patas del módulo lunar. Es como si su realidad se deshiciera análogamente al polvo digital en las pantallas. Pero por eso mismo se reabre la Luna a la imaginación del arte, como lo hace ver en este video la coexistencia en la web de The Apollo 11 Missing Tapes con el primer film que imaginó la misión espacial: Viaje a la Luna (1902), de Georges Méliès.
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