Las malas intenciones
Por Laslo Rojas
Las malas intenciones (2011), dirigida por la limeña Rosario García-Montero, se presenta como un análisis incisivo de la infancia durante momentos de crisis social en Perú. A través del personaje de Cayetana de los Heros, la película aborda temas complejos como la violencia, la familia y la transformación personal, en el contexto del conflicto armado interno que marcó profundamente a este país en la década de los ochenta y noventa del siglo pasado.
La narrativa de Las malas intenciones se desarrolla en un periodo crítico comprendido entre los meses finales de 1982 y mediados de 1983, cuando el conflicto estaba en su apogeo. A través de la mirada infantil de Cayetana, una niña de ochos años, la película refleja la atmósfera de miedo y desesperanza que rodeaba a la sociedad peruana ‒y limeña de clase alta en particular‒ sin mostrar la violencia de manera explícita, sino insinuando su presencia mediante elementos visuales y sonoros. Las acciones de la pequeña protagonista ‒todo un descubrimiento de la también debutante en el largometraje García-Montero‒ están ambientadas en un contexto de descomposición social, marcado por apagones y atentados, lo que permite a la realizadora construir un relato que articula lo personal con lo político.
Cayetana es interpretada por Fátima Buntinx, hija de la experimentada directora de arte Susana Torres (La teta asustada, Perú, 2009; Madeinusa, Perú, 2006) y del artista visual Gustavo Buntinx, filiación que explicaría en parte la especial y natural sensibilidad de la actriz. Su personaje emerge como un símbolo de la infancia que navega entre dos mundos: el de la inocencia y el de la brutalidad inherente a su entorno. La película representa así su percepción de la realidad, a través de un punto de vista que desafía las narrativas convencionales. El enfoque en la visión hipersensible de Cayetana permite al espectador comprender su angustia y su desesperación ante la llegada de un hermano, lo que activa sus miedos y fantasías más oscuros. Esta construcción del personaje utiliza elementos de narración no lineales y experiencias fragmentarias que concuerdan con las formas de entender la violencia y el trauma en el ámbito social.
El uso de metáforas visuales y sonoras es fundamental en Las malas intenciones. Las melodías tradicionales y las canciones infantiles que se entrelazan en la banda sonora ‒compuestas e interpretadas por la propia directora‒ no solo refuerzan el contraste entre la inocencia y la oscuridad del contexto, sino que también revelan un subtexto de racismo y exclusión que permea la educación de Cayetana. Las letras incorporan un tono crítico hacia las dinámicas de poder y privilegio en la sociedad peruana.
La dirección de García-Montero se manifiesta en un estilo visual que acentúa la opresión de la infancia. La cámara sigue a Cayetana, capturando su realidad a través de planos que muestran su vulnerabilidad. La representación del entorno, una Lima en crisis, refuerza la sensación de asfixia y claustrofobia, creando un espacio donde la violencia está en el aire, aunque nunca se representa explícitamente.
La complejidad de las relaciones familiares se convierte en el eje sobre el cual se articula la historia de la protagonista. La familia desestructurada, marcada por el divorcio de sus padres, simboliza un microcosmos de la sociedad limeña en descomposición. La figura de la madre, interpretada por Katerina D'Onofrio, encarna las ilusiones y frustraciones de una generación atrapada en el ciclo de violencia y abandono. La llegada del hermano representa un nuevo desafío para Cayetana, quien teme perder su lugar en el afecto familiar, lo que la empuja a explorar su identidad y su lugar en el mundo.
Su lucha contra sus miedos se manifiesta en su relación con los animales y en su creciente fascinación por la muerte. Las interacciones con cuyes, moscas, canarios y otras especies revelan su empatía, pero también su deseo de rebelarse contra el sufrimiento que la rodea. Este aspecto de la narrativa resuena con las teorías antropológicas que abordan cómo los individuos enfrentan realidades opresivas a través de la fantasía y la imaginación, utilizando estas herramientas como mecanismos de defensa contra el dolor. Esto también se ejemplifica en el uso de las figuras de los héroes de la historia peruana, que Cayetana recorta de láminas escolares, en breves secuencias de animación, las cuales incluso saltan a la acción en vivo como escapes de ensoñación de la niña.
En suma, Las malas intenciones no solo es una representación de la infancia en un contexto de violencia, sino que también es una poderosa reflexión sobre la condición humana en tiempos de crisis. La película ofrece así una rica tela de análisis que entrelaza el cine con los estudios de la sociedad limeña, peruana y hasta latinoamericana, desafiando al espectador a confrontar sus propias percepciones sobre la violencia, la familia y la infancia. En última instancia, la obra se erige como un testimonio de la resiliencia y la complejidad de la experiencia humana, proporcionando un espacio para la reflexión sobre las realidades de un Perú discriminador y violento que aún lucha por sanarse.
Comentarios
Publicar un comentario