Retratos fantasmas

por Mariana Martínez Bonilla

Recientemente se estrenó en plataformas la última película de Kleber Mendonça Filho, Retratos fantasmas (Brasil, 2023). Caracterizado por su mirada crítica a la sociedad y la urbanización, el cineasta brasileño nos sumerge en un viaje personal y cinematográfico en este documental. Estrenado en el Festival de Cannes en el 2023 y ganador de los galardones al mejor documental del Festival de Cine de Lima y del Segundo Premio Tiempo de Historia del Festival Internacional de Cine de Valladolid, el filme es una oda a la historia del cine, a la memoria y a la transformación de la ciudad natal del director: Recife.

Una de las mayores fortalezas de Retratos fantasmas está en su capacidad para rescatar y poner en valor la historia del séptimo arte. Mendonça Filho nos transporta a un Recife en donde las salas cinematográficas eran espacios de encuentro y construcción de la identidad cultural. De forma casi ensayística, y a través de imágenes de archivo y entrevistas, el director da cuenta de la importancia que tuvo el cine en la vida de una generación entera de brasileños.

La importancia de la recuperación de la memoria colectiva en Retratos fantasmas no tiene solamente una carga nostálgica, sino que, a partir de ello, el director reflexiona críticamente sobre las maneras en las que el cine forma parte de un aparato aún más grande que designa aquellas políticas de la visualidad que moldean nuestras formas de ver el mundo y de relacionarnos con los demás. En otras palabras, nuestros imaginarios.


Para ello se recuperaron carteles de películas, fotografías de salas de cine, testimonios de espectadores y cineastas. Así pues, el archivo es el principal protagonista de esta película. Con él, el director crea una narrativa rica y compleja. Las imágenes no son simples ilustraciones, sino que se convierten en elementos que dialogan con las imágenes del presente, registradas por el director y con la voz en off del propio Mendonça Filho.

Por otra parte, Retratos fantasmas no es solamente un documental sobre la historia del cine en Recife. Es también un viaje íntimo y reflexivo sobre la vida y la obra de Kleber Mendonça Filho, quien comparte con nosotros sus recuerdos, reflexiones y miedos. La narración es personal y poética, pero al mismo tiempo es sumamente afectiva, con lo cual nos invita a reflexionar sobre nuestra propia relación con el cine y con la memoria. Mendonça Filho, autoreflexivamente, se presenta a sí mismo como un cineasta que ha crecido junto a su ciudad, y que ha utilizado el cine como una herramienta para comprender el mundo: como es bien sabido, a través de sus películas, ha construido un universo cinematográfico propio, donde la ciudad de Recife es un personaje más.

De la misma manera, el filme se erige como un acto de resistencia contra el olvido y la gentrificación, utilizando el cine, arte y espacio por excelencia en el siglo XX, como herramienta para preservar y revitalizar la memoria de una ciudad en constante transformación. Mendonça Filho excava en los archivos personales y colectivos, rescatando imágenes, sonidos y fragmentos de una época pasada para construir un relato fragmentado y poético sobre la identidad de Recife.


La ciudad deviene en un archivo en el que cada rincón, cada edificio y cada habitante posee una historia compleja y llena de matices. Mendonça Filho nos invita a recorrer las calles, a adentrarnos en los cines abandonados y a revivir los momentos clave de su vida, mostrándonos que la memoria está siempre en constante construcción, siendo moldeada por las experiencias individuales y colectivas.

Así pues, en Retratos fantasmas el cine como lugar, forma de entretenimiento y dispositivo es mucho más que un simple medio de representación. Es un espacio de encuentro, un lugar donde se construyen afectos y se comparten experiencias. Mendonça Filho evoca con nostalgia los cines de su juventud, esos lugares donde se proyectaban sueños y se forjaban identidades. La desaparición de estos espacios representa una pérdida irreparable para la ciudad. Los cines eran mucho más que salas de proyección; eran puntos de referencia, lugares de encuentro y socialización. Al documentar su desaparición, Mendonça Filho nos invita a reflexionar sobre el papel del cine en la vida urbana y sobre las consecuencias de su pérdida.


Lo anterior trasciende el ámbito local en el que el director emplaza su película para convertirse en una reflexión universal sobre la importancia de aquellos espacios en los que se construyen nuestras memorias e identidades. La mirada nostálgica abona un sinnúmero de emociones a ese retrato íntimo de una ciudad en plena modernización, para bien y para mal, momento clave para comprender las complejas transformaciones que están teniendo lugar tanto en las relaciones entre el individuo, la comunidad y el espacio urbano, como en el patrimonio físico y cultural, resultantes de los procesos globalizantes.

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