Intentos por dejarse caer dentro y Cuando la llanura encuentra el piedemonte


Por Jhonny Carvajal Orozco

Intentos por dejarse caer dentro (2021) y Cuando la llanura encuentra el piedemonte (2023) son dos cortometrajes de Jonas Radziunas Velandia, integrante del colectivo Ejercicios Desconocidos, director de la muestra de cine latinoamericano Cartografías Sensoriales y realizador audiovisual de Casanare, Colombia. De su labor y obra considero relevante su activismo por la descentralización del cine en su país, desde la programación, la consejería de cinematografía de su localidad y su proceso de formación de públicos. También, su búsqueda de una identidad audiovisual a partir de los diferentes principios desde los cuales enuncia sus películas, sus discursos alrededor de ellas y modos de representación. 

Estos dos cortos pueden enmarcarse en el cine contemporáneo de experimentación narrativa / cine experimental, aunque el mismo Jonas declara en su autobiografía estar influenciado por dos conceptos respecto a su obra, que nos permitirán entender las búsquedas de sus películas desde la raíz: el cine háptico y el cine posnarrativo. 

El cine háptico, concepto desarrollado por Laura Marks, invita al espectador a la sinestesia. Utilizar la memoria de los sentidos y la experiencia personal para expandir los límites de la vista y el oído, incorporando el tacto, el olfato y el gusto al proceso de percepción de la película, representando los sentidos que el cine técnicamente no puede representar (entiéndase háptico como cine del tacto, diferente del cine óptico). Horacio Muñoz Fernández también señala la importancia de la sinestesia en el cine posnarrativo, procurando al espacio, el tiempo y el cuerpo como fines en sí mismos, y como dispositivos para la construcción de sentido en la lógica narrativa. Ambos conceptos (cine háptico y posnarrativo) son puntos de partida propuestos por el autor para acercarnos a su obra, aunque ambos coinciden en la búsqueda de un cine sensorial. 

En ambos cortos converge la idea de mostrar a una juventud que experimenta lo háptico como la esencia de los acontecimientos, concepto que se relaciona con lo posnarrativo en tanto propone como fundamento la experiencia de los cuerpos (personajes) que se relacionan con un espacio determinado a partir de todos los sentidos, la primera en un ambiente urbano-citadino (Bogotá) y la segunda en la ruralidad (los Llanos colombianos). Para construir esta relación cuerpo-espacio, Radziunas propone al espectador una integración del sentido del tacto a la visualidad y la sonoridad. Aquí son relevantes dos cosas: el contexto político (desde lo gubernamental, ambiental o geográfico respectivamente) y la interpretación estética de los sentidos de los personajes que responden a su entorno. En las películas de Jonas, las características políticas del ambiente impactan directamente en la corporalidad de los personajes. Esto también se relaciona con el espectador en la medida que se le proporcionan experiencias diegéticas, por ejemplo, cuando ve y escucha de la forma exacta en la que lo hace el personaje o cuando la película busca una interpretación de lo emocional por medio de lo formal. 

Una de las grandes virtudes de Intentos por dejarse caer dentro es su capacidad de formular un cuerpo psicológico a través de lo sensorial en lo audiovisual, registrando a una juventud citadina desesperanzada y sobre estimulada en conjunto con el espacio urbano al que pertenece y el mundo globalizado que la permea. Jonas señala sobre su película dos conceptos pertenecientes al campo de la psicología para relacionar al individuo con su entorno: el estado exterior y el estado interior del ser humano. En el afuera (estado exterior) existe en el entorno y todo lo que podríamos definir como “realidad objetiva” (concepto de realidad que se pone en tensión con el contexto político a través de un burlesco monólogo dictado por un profesor enmascarado como el expresidente Iván Duque Márquez). Por otro lado, en el adentro (estado interior), se encuentran los pensamientos, sentimientos y actitudes del individuo, pero siempre en una relación bidireccional con lo que está en el exterior. Esa pulsión espacial entre el afuera y el adentro es dominante en la película y se presenta a diferentes escalas, desde lo personal e inmediato hasta el plano de lo nacional. 

“Ahora mismo nosotros estamos distraídos”, recita internamente uno de los personajes. A partir de una lógica narrativa fragmentada, Intentos por dejarse caer dentro le apuesta a construir una serie de experiencias transitorias entre la distracción de la mente y la ausencia del plano físico, muchas veces ocasionada por el pensamiento, el sueño, o en una dinámica más contemporánea, el uso del teléfono celular. 

Las pantallas de los dispositivos electrónicos, como la televisión o el celular, son los principales accesos a la realidad nacional de los personajes, que irónicamente se distraen con dicha información, a la cual no prestan atención. El ya mencionado Iván Duque, heredero político de la derecha colombiana, gana las elecciones presidenciales en el año 2018. Tras el anuncio de su victoria, un joven que ve la noticia por televisión toma un shot de licor. En una relación causa-efecto, la cámara realiza un giro de 360° a gran velocidad sobre su eje. Estos giros sucederán de la misma manera en diferentes direcciones en momentos semejantes a lo largo de la película, permitiéndonos palpar, a través del movimiento, la vertiginosidad del panorama político colombiano en los contextos históricos señalados. 

Durante una fiesta, otra persona deambula por diferentes habitaciones de la casa en búsqueda del cargador de su celular, ignorando un televisor que muestra un noticiero. Allí hablan sobre las vulneraciones a los acuerdos de paz consensuados entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC en el año 2016. Posteriormente, esta persona también ignora a un grupo de adolescentes desnudos que scrollean en sus celulares mientras están conectados a una máquina (máquina que vemos al principio de la película, y que conecta los espacios de casi todas las escenas a través de ductos y tubos, relacionándolos entre sí). Esta idea de “lo que ignoramos” está presente en todo el corto (de hecho, en ambos cortos) y la relaciono con un contexto de sobreestimulación sensorial y problemáticas de atención / concentración provocadas por las dinámicas actuales de las redes sociales. 

Varios de los personajes son filmados por una cámara distraída, sin rumbo, que se agita, nada, vuela y gira mientras expande el espacio por medio de un lente gran angular y planos aberrantes. La cámara se comporta de esa manera porque percibe y simula una noción de la realidad igualmente alterada y distorsionada a la de la juventud distraída, juventud con la que la película no es precisamente condescendiente. Otros elementos como el sonido con claras evocaciones a lo bélico y la música electrónica (inspirada en géneros como el drone y el noise) construyen la sensación de zozobra y turbulencia con mucha propiedad. 

En Cuando la llanura encuentra el piedemonte, la experiencia corporal-sensorial se traslada a lo natural en los llanos colombianos. Aquí se encuentra más claramente un desarrollo de lo háptico, ya que toda la película se construye a partir de escenas en donde los personajes contemplan su entorno, permitiendo a los espectadores contemplar y experimentar la naturaleza junto a ellos. 

En esencia, la película retrata a un grupo de amigas y amigos que se juntan para ir al río y compartir en la naturaleza, relacionándose con diferentes aspectos de ella. Mientras cae el día, los acompañamos en su respiración, pálpito, percepción, escucha y caminata. Estas acciones están bellamente registradas en imágenes con un tratamiento de calidad de imagen más actual, diferente al de Intentos, que optaba por la “baja calidad” como una decisión estética. La calma de los personajes se ve aturdida y estremecida por la presencia del extractivismo, la explotación de petróleo y una fuerza de expansión / construcción ocasionada por la humanidad. Concluimos intuitivamente que la causa es algún tipo de empresa privada, si lo relacionamos con la cotidianidad en la que muchas zonas rurales que deberían ser protegidas son afectadas por las ideas de desarrollo, progreso y extensión. Estos elementos que afectan el entorno se contraponen a la concepción que tiene la película sobre el río como espacio de encuentro.

Al ver ambas películas en conjunto, me dio la impresión de que existe una relación asociativa entre la urbanidad de Intentos y cómo está representado el concepto de expansión urbana en Piedemonte. Esta expansión es personificada a través del característico personaje que huye y se adentra entre los árboles hasta llegar al río en búsqueda de la naturaleza. 

Hay varios momentos en donde es destacable lo sensorial para construir una experiencia diegética dentro de la relación espectador-personaje. Principalmente, por el hecho de que estamos contemplando a los personajes mientras contemplan su existencia. También, el lento paso del tiempo nos permite más tiempo para acercarnos a los estímulos audiovisuales de la película, valga la redundancia. Esto es una invitación a involucrar otros sentidos como el tacto o el olfato en lo audiovisual. “Palpar las imágenes con los ojos”, como señala Marks. 

Hay otros casos puntuales donde lo auditivo es importante, como, por ejemplo, cuando los jóvenes suben la montaña en sus motocicletas por la carretera pavimentada y charlan entre sí mientras manejan, pero no podemos entender muy bien lo que dicen porque el ruido de los autos y las tractomulas que transitan la carretera opacan sus voces. Esto me parece una forma muy sutil y potente de mostrar el impacto de la contaminación auditiva en el espacio. Otro ejemplo es cuando las personas sumergen sus oídos en el agua, ocasionando que el audio se transforme para que predominen las frecuencias graves, o cuando escuchamos los golpeteos de las rocas que están bajo el agua por esta sumersión del sonido. Respecto a lo visual, también aportan a la experiencia diegética momentos donde el punto de vista de la cámara es subjetivo, y apreciamos elementos como los rayos de luz solar a través de las ramas de los árboles o las burbujas y el polvo del río mientras nos hundimos. 

“Al caer al agua, lo que una vez fue turbio se vuelve cristalino”, menciona el hombre que huye (en voz en off). En Piedemonte es dominante la relación que tienen los personajes con el agua como elemento de purificación en disputa con la idea de expansión; conectando a los personajes, atravesándolos y conformándolos. Para mí, el clímax de los sentidos es cuando los jóvenes llaneros y el hombre que huye se cruzan en el río, como un encuentro de esencias en el agua. La forma en la que esto sucede es absolutamente indescriptible. Esta escena ha sido, sin duda, una de las más memorables de las películas que he visto los últimos años, y la idea de desentrañarla fue justamente la que me animó a escribir sobre el cine de Radziunas. 

En ambos cortometrajes encontramos una atención particular a los sueños de los personajes. En Intentos, una de las escenas más atractivas audiovisualmente es cuando seguimos a unas personas que caminan por una trocha durante la noche mientras llueve y una moto les persigue, iluminándolos con su farola desde atrás. Esto lo asocio con el contexto político del momento en donde había prácticas sistemáticas de extorsión y secuestro por parte del estado. En Piedemonte, una de las jóvenes relata un sueño en donde las aguas transparentes que permean todo el cortometraje se convierten en un líquido negro y espeso (petróleo). En este mismo corto, el hombre que huye sueña con un paisaje llanero que se vuelca como si cayera en picada, mientras cabalga sobre la planicie que se deforma. Es entonces cuando la presencia de estos sueños me permite pensar que la relación de lo político con el individuo ya transgredió el cuerpo y ha llegado al inconsciente. 

Dice Laura Marks en un ejercicio de correspondencia con Cristóbal Escobar para la revista La Fuga: “El potencial político del cine experimental e intercultural está en que estos son capaces de frenar y liberarse de los clichés del pensamiento perceptual”. Esta es la forma en la que debemos configurar nuestros sentidos para acercarnos al cine de Jonas Radziunas, un cineasta con uno de los estilos más característicos del cine colombiano contemporáneo.

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