Glória & liberdade
Por Pablo Gamba
El film de animación Gloria & liberdade (Brasil, 2025) se estrenó en la competencia brasileña del festival Olhar de Cinema de Curitiba, Brasil. Es el quinto largometraje como directora de Letícia Simões, que este año también estrenó en la Mostra de Tiradentes A vida secreta de meus três homens (Brasil, 2015) y tiene una carrera como guionista. Su película más conocida es Casa (Brasil, 2019), que fue premiada por la crítica en Olhar de Cinema.
Gloria & liberdade se destaca en el contexto del cine brasileño y el cine histórico de América Latina porque su relato es una ucronía, género que imagina versiones diferentes del pasado real y que se cultiva especialmente en el animé japonés. Se basa en las revueltas de la Regencia, como se conoce el turbulento período 1831-1840 en Brasil, desde la abdicación del emperador Pedro hasta que el heredero del trono, Pedro II, cumplió la mayoría de edad. Vale recordar que el régimen de ese país fue monárquico desde su independencia, en 1822, hasta el golpe de 1889 que estableció la República.
Las revueltas son aquí las del Nordeste, territorio desértico y pobre de paisaje emblemático para el cine brasileño por las películas del comienzo del cinema novo ‒Vidas secas (1963), de Nelson Pereira dos Santos; Deus e o diabo na terra do sol (1964), de Glauber Rocha, y Os fuzis (1964), de Ruy Guerra‒. Pero la historia de Gloria & liberdade se desarrolla en 2031, cuando se cumplirán 200 años de las revueltas, y no es una imagen como la de violenta luz sin filtros, que se asocia con la estética del hambre de Rocha, ni los personajes tienen un destino histórico de clase como los de su película citada.
Este es un largometraje dirigido al público adolescente y, por ende, con fines didácticos, además de entretenimiento. Hay que destacar, con relación a esto, que la realizadora y guionista haya decidido contar el pasado no como fue sino como debió haber sido para ella. Imagina en ese futuro un Brasil distinto, con otra división política, inclusive, en lo cual sigue al Rocha de Terra em transe (1967) aunque de un modo acorde con el progresismo latinoamericano de la actualidad, por lo tocante al pensamiento decolonial. Se conjuga más con la racionalidad política de las ucronías del animé que con la “antirrazón revolucionaria” del cineasta del cinema novo.
La protagonista, Azul, parte en un viaje de diplomacia informal con la misión que le encomienda su padre de tantear si hay posibilidades de lograr que Brasil vuelva a ser uno, después de las revueltas regionales que lo fragmentaron en el pasado de esta ficción. El recorrido la lleva por los diversos estados independientes del Nordeste del continente que es el Pau Brasil de la historia. Visita la protagonista Taua Sikusaua Koto, o Nación del Buen Vivir, formada en territorio del estado brasileño de Pará como consecuencia de una versión alternativa imaginaria de la historia de la revuelta de Cabanagem (1835-1840), en la que los pueblos originarios triunfan. Después sigue hadia la República de Caixas, que comprende Maranhão, Piauí y Ceará del país real de hoy. Irónicamente lleva ese nombre por el personaje histórico de Luis Alves de Lima, nombrado Barón de Caixas por haber sofocado la rebelión de la Balaiada, cuyo resultado fue aquí otro.
El recorrido incluye, finalmente, el Reino Unido de Pernambuco, que en el film comprende los países de Río Grande do Norte, Paraíba, Alagoas y una parte anexada de Bahía, además del Estado Soberano de Pernambuco. Allí, la
revuelta Praieira, que históricamente ocurrió después de la Regencia, entre 1848 y 1850, tuvo un resultado diferente no solo del pasado histórico sino del imaginado para los otros dos países: el establecimiento de una sociedad capitalista moderna, más “desarrollada” que las otras, con un régimen policial. Azul regresa después a su país natal, Bahía, donde su familia es una de las dos que se reparten el poder desde del triunfo de la revuelta de la Sabinada (1837-1838), en el desenlace alternativo imaginario que tiene en esta película.
La historia alternativa de las revueltas del siglo XIX se encuentra resumida en textos que se despliegan al final del film, para ayudar a los espectadores a recomponer la compleja trama de la ucronía en la memoria. Azul, además, opera principalmente como narrataria, en tanto recibe la información sobre los países que visita de diversos personajes con los que conversa y la transmite así a los espectadores. Inevitable consecuencia de esto es que, dada la duración de poco más de una hora de Glória & liberdade, la historia es más contada verbalmente que representada cinematográficamente en la película y las sociedades alternativas son descritas también de este modo, más que vistas.
Un contrapeso de esta dificultad narrativa es que la historia tiene un desarrollo mutante como el de muchas películas contemporáneas. Se desliza de un género a otro, correlativamente con el tránsito entre los diversos territorios, pero también del realismo a la psicodelia, al videoclip e incluso a una escena en la que se transforma en teatro de títeres. Por otra parte está el ritmo que Simões le da al relato, con lo que de algún modo equilibra la sobrecarga de información. Pero el principal acierto, en este sentido, es la animación.
El cine brasileño ha tenido en los últimos años una destacada producción de largometrajes de animación, desde O menino e o mundo (2013), de Alê Abreu, que fue nominada al Oscar y ganó el Cristal de Annecy, el premio principal del festival más importante del mundo para este tipo de películas, y Uma história de amor e de fúria (2013), de Luiz Bolognesi, galardonada también allí. Glória & liberdade es, en este contexto, una coproducción regional de Ceará y Pernambuco, con Esaú Pereira y Telmo Carvalho en la dirección de animación. No es particularmente virtuosa como dibujo animado, pero hay un logro en la manera como una diversidad de estilos se despliega correlativamente con las diferencias entre los territorios que recorre Azul, a lo que se añade la transformación del dibujo animado figurativo en gráficos tridimensionales creados por computadora y partes de imagen abstracta.
También cambia la representación de la protagonista y su relación con el entorno, de un modo acorde con la experiencia de transformación que es para ella el recorrido. Hay, por ejemplo, una combinación de imagen real y rotoscopia en el viaje por río y la estancia en el país del comienzo, lo que expresa el tránsito de una realidad a otra. El encuentro consigo misma de Azul lleva a que sea cada vez más ella en la representación, adquiriendo el color correspondiente del cabello y un tatuaje en un brazo. Al final, cuando regresa junto a su familia en Bahía, el estilo se inspira en Persépolis (2007), de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud, con el añadido al blanco y negro del azul del cabello y el rojo del fuego de una nueva revuelta, que triunfa.
Pero esta animación ambiciosa no deja de expresar la dificultad de hacer un cine de características industriales con recursos limitados. Otro problema es que el pensamiento decolonial del film, aunque se presenta como propio de rebeldes, es de círculos académicos e intelectuales poderosos hoy en día en toda América Latina. No obstante, valoro de esta película su apuesta por llevar la imaginación de otro país posible, de otros mundos, a un público de chicos y chicas, y de plantearles problemas del Brasil real y el posible. Sueño yo también con adolescentes que se queden con estos países imaginarios dándoles vueltas en la cabeza, y se preparen así para jugar en serio a la utopía. En este sentido, la animación, aunque limitada en sus logros, triunfa sobre el discurso haciendo el cambio tangible con la transformación visual, además de genérica.
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