¿Cómo suturar la tierra?

 

Por Pablo Gamba 

En la competencia Nuevo Cine del Festival de Pesaro estuvo ¿Cómo suturar la tierra? (Ecuador, 2024)? Es el segundo corto de Wil Paucar Calle, después de El viento trae canciones del trópico (Ecuador, 2023). Se estrenó en el IDFA, el festival de documentales de Amsterdam. 

¿Cómo suturar la tierra? es una pieza de cine latinoamericano sobre la memoria que se distingue en este contexto por su trabajo con las fotos familiares. También porque las heridas del pasado a las que hace referencia el título son de una guerra con otro país que incluyó bombardeo, lo que no es una experiencia tan común en América del Sur como en otras regiones del mundo. Probablemente los ecuatorianos no necesitarán muchas explicaciones al respecto, pero para los que no somos de ese país vale aclarar que el conflicto en cuestión es la breve Guerra de Paquisha que lo enfrentó con Perú en 1981. 

El título también trae a colación un concepto de las teorías del cine que es la sutura. Con relación a esto hay que ver la diversidad de dispositivos a los que recurre Paucar Calle en su trabajo con la memoria en este cortometraje. 

Otro, además del archivo, es característico del documental performativo. Se trata del personaje que interpreta el narrador en voice over. Con la cadencia de un Rosario de Sanación, pide la paz de la sepultura para los recuerdos que lo persiguen de la destrucción de la casa de su madre y la huida traumática de la familia de la zona de guerra, que se cierre esa herida abierta en la pérdida de un territorio que no es el del mapa por el que Ecuador y Perú combatieron. 

Suceden a la oración palabras que el narrador dirige a su madre en intertítulos que se superponen a las imágenes. Los precede el primero de dos textos en pantalla que sitúan al personaje en el presente, con una precisión de horas y minutos. Si las primeras palabras dichas convocan las primeras imágenes, las descripciones de estos textos lo hacen con los sonidos que después se escuchan. También señalan los lugares de partida y llegada de un viaje de vuelta, de regreso a un lugar cercano a la frontera del conflicto. La luz del día y la oscuridad de la noche son el correlato en el tiempo del desplazamiento. 

La forma fílmica se sostiene sobre una tensión entre las informaciones precisas, y sus referentes claramente identificables en el sonido y la imagen, más las palabras que escuchamos, leemos y entendemos, por una parte, y por otra las imágenes borrosas y temblorosas, en barrido o filmadas desde el auto en marcha por la carretera, lo que se hace extensivo a las fotos por el recurso que Paucar Calle utiliza para desplegarlas. Es lo que mantiene abiertas, en el argumento, las heridas que una historia de sanación sanaría imaginariamente. 


Por sí misma, la de las fotos no es una fórmula original. Se trata de proyectarlas sobre copas de árboles o sobre las hojas. Creo que también desde un vehículo en movimiento, lo que las homologa con las imágenes del viaje con referencia a la borrosidad e inestabilidad que adquiere lo fijo en ellas. 

Se percibe en esto una crítica de la representación análoga a la del colectivo mexicano Los Ingrávidos por lo que respecta al “desquiciamiento” de las imágenes. La pregunta sin respuesta del título da a entender que se refiere en este corto a la sutura, la operación que cerraría lo que aquí queda abierto, que lo sostendría, no en la tensión, sino envolviéndolo en lo imaginario. 

Los dispositivos de fragmentación y desestabilización abren así la búsqueda de lo que no puede hallarse sino más allá de lo representado convencionalmente en las fotos familiares. Tratan de sacar de quicio ese tiempo y ese espacio para invocar una memoria que traiga la paz que no pueden devolver ellas ni los sueños. La música tomada de Outtakes from the Life of a Happy Man (1981), de Jonas Mekas, parece otra invocación. Esa película está fechada el mismo año que ocurrió la guerra entre Ecuador y Perú. 

Si bien la definición del documental de este tipo siempre ha sido problemática, lo performativo es dominante en esta película por lo que respecta al poder de actuar que se da a las palabras y las imágenes. El cine se presenta como una invocación que responde al reclamo de quienes desde el pasado no dan paz por lo que destruyó y les robó sus vidas, y es lo que da su valor a ¿Cómo suturar la tierra? Es un giro característicamente contemporáneo con respecto al documental testimonial, porque todo testimonio, en la medida en que conforma una representación clara y suturada del pasado, se conforma como imaginario, como una tranquilizadora ficción. Heridas reales del presente no se pueden cerrar nunca en ninguna película.

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