Conversación con Pedro Geraldo y Sofia Tomic

 

Por Pablo Gamba 

El premio a la mejor ópera prima del FID de Marsella recayó este año en Sofia foi (2023), una producción brasileña dirigida por Pedro Geraldo y en la que también tiene un peso significativo el trabajo de Sofia Tomic en el papel principal. Es una película que recupera aspectos significativos de la modernidad fílmica para relatar la historia de un personaje en una situación social de fragilidad, el cual también tiene la singularidad de que no es de extracción marginal sino de clase media, estudiante universitaria. Roza, además, la temática de la diversidad sexual, pero la mirada a la problemática social y existencial es dominante sobre la identidad de género. 

Sofia foi está inspirada en casos reales de muertes por ahogamiento en el campus de la Universidad de São Paulo y relata el último día en la vida de la que pudiera haber sido una de esas personas. La importancia narrativa de los presagios le dan a la historia un aire de tragedia y vinculan la narrativa con el cine de Lucrecia Martel. 

La fuerza de la película descansa también en el misterio que crea en torno al personaje la contención de la actuación, la perspicacia por lo que respecta a los detalles y el trabajo del director con el encuadre, las elipsis, y las superposiciones de imágenes y sonidos. De esta manera el tratamiento de la joven en situación vulnerable trasciende lo observacional para alcanzar su interior y su experiencia del tiempo, y ponerla en relación con los espacios, en particular con la arquitectura. Es lo que creo que distingue a Sofia foi en el contexto latinoamericano, y de obras paradigmáticas del cine social contemporáneo como las de los hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne. 

Publicamos una nota sobre Sofia foi en Los Experimentos. La acompañamos ahora con una entrevista a telefónica a Pedro Geraldo y Sofia Tomic. Geraldo es también fotógrafo y llegó a la dirección después de una trayectoria como director de fotografía que incluye el largometraje O pequeno mal (Brasil, 2018), de Nicolas Thomé Zetune, que se estrenó en la Competencia Internacional del FID de Marsella, y los cortos A casa sinza e as montanhas verdes (Brasil, 2016), de Deborah Viegas, que estuvo en Neighboring Scenes, en Nueva York, y São Paulo com Daniel (Brasil, 2015), codirigido por Zetune y Viegas, que fue parte del Festival de Rotterdam. Tomic ha explorado diversas áreas del cine, como productora directora de arte, animadora, montajista, directora de fotografía, sonidista, guionista y directora. Es diseñadora y ha actuado en teatro. 

Foto: Manoela Cezar

Una idea muy fuerte en la película es que no necesariamente el último día en la vida de una persona es un gran día. Eso también se conecta con lo fundamental del elemento del agua. Es como si la vida se escurriera entre los dedos

¿Cómo fue que llegaron a trabajar juntos en esta película? 

Pedro Geraldo: Nos conocimos en la escuela de cine, pero Sofía no terminó porque entró en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de São Paulo. Así que hubo un momento en el que nos distanciamos. Después de un tiempo comenzamos a vernos más porque iba a la universidad a visitar a Sofia y otros amigos. Para mí fue muy bueno que ella estuviera allí y descubrir ese lugar. Esta universidad es muy diferente de otras en São Paulo porque es muy grande y un paisaje totalmente distinto. Así que visitando a Sofia me vino la idea de hacer una película con ella y la Universidad de São Paulo como paisaje. 

Esa fue la principal razón para comenzar con este proyecto. La otra fue que hubo noticias ciertas de estudiantes que murieron en el campus y nunca hubo una explicación de lo que pasó. Así que mi idea fue conectar a Sofia con eso que había pasado en una película. 

Sofia Tomic: Como dijo Pedro, a mitad de la carrera de Cine me cambié a Arquitectura. La manera como me mantuve en contacto con él fue principalmente la creación de imágenes. Íbamos a ver películas, también participamos juntos en un atélier durante varios años. Muchos de nuestros amigos estaban en la Ciudad Universitaria. Así que, cuando llegó con la idea, me pareció una buena oportunidad también para incorporar una parte de mi vida, porque la película iba a ser en la universidad en la que estaba. Mi personaje no iba a ser exactamente un personaje. 

La película iba a tratar de estudiantes que afrontaban vulnerabilidades, y era una oportunidad de registrar eso. Para mí fue muy emocionante tratar de entender el sentido que tenía para jóvenes como nosotros, para nuestra perspectiva de futuro, nuestra manera de entender el espacio, la ciudad y también el cine. Hacer la película fue una decisión muy natural, en este sentido. 

Veo que has tratado de evitar la especialización, Sofia. ¿Por qué has decidido llevar tu carrera de esta manera, cubriendo tantos departamentos? 

Sofia Tomic: No soy una persona de tipo muy lineal, precisamente. Tampoco creo que sea cuestión de elegir. Se trata de aprovechar las oportunidades que llegan y que, por lo menos para mí, vienen de modos diferentes. Aunque parezca que me disperso, que voy en muchas direcciones, creo que todo se conecta con un deseo de entender el lenguaje de las imágenes. Bien sea diseño, animación, dirigir o hacer vestuario, dibujar o hacer tatuajes, la decisión fundamental será siempre investigar la imagen. 

Pedro Geraldo: Muchos de nuestros amigos que estudiaron Arquitectura en la Universidad de São Paulo terminaron los estudios e hicieron otras cosas. No proyectos de arquitectura sino diseño, fotografía o trabajaron con otros materiales. Creo que eso se relaciona con la transdisciplinariedad de la universidad. Yo vinculo a Sofia con eso por haber estudiado allí. 

Sofia Tomic: Es como Pedro dice: muy pocos son los que realmente trabajan en arquitectura después de haber estudiado allí. Es casi como una escuela de arte, pero tiene una manera más política, social y urbanística de entender la vida. Eso fue lo que me atrajo de la universidad. 

Cuando estudiaba cine, siempre sentí que era el producto lo que interesaba. A mí me interesa el producto, porque trabajo como productora de cine y porque quiero hacer películas. Pero la Universidad de São Paulo despertó en mí el interés por expandir eso hacia lenguajes diferentes y una manera más crítica de ver el mundo. Fue allí donde entré en contacto con una perspectiva más materialista, y tuve la oportunidad de ver Sociología y Antropología. Creo que es algo característico de la educación pública en Brasil. Cuando Pedro llegó con el proyecto, los anhelos, deseos y problemas de la vida aquí, en Brasil, también nos unieron para hacer esta película. 

Tu trayectoria, Pedro, parece más lineal: de la fotografía y la cinematografía a la dirección de cine. Cuéntame un poco cómo ha sido ese recorrido. 

Pedro Geraldo: He filmado cortos y largometrajes, y eso me preparó para sentirme confiado en hacer mi película. Pero también para hacer la película de una manera diferente de como había trabajado antes. Esas otras películas tenían una estructura muy grande. Había un equipo grande, un montón de asistentes, un montón de gente en el set, y yo quería trabajar de un modo que me permitiera ser más libre, en el que pudiera tener más tiempo para hacer el encuadre y entender al personaje. Hablamos mucho de eso cuando invité a Sofia. Tuvimos la cámara como por 30 días, pero decidíamos si íbamos a filmar o no cada día. Si yo me sentía bien, si Sofia se sentía bien y todo el mundo también se sentía bien, podíamos filmar ese día. 

El proceso fue de mucha improvisación. No teníamos un plan de rodaje, no teníamos un découpage. Tampoco teníamos las escenas escritas ni dibujadas. Se trataba mucho más de estar allí, estar presentes y encontrar en ese momento la que podía ser la imagen de la película: cómo iba a ser la luz, la distancia entre la cámara y Sofia; cómo íbamos a organizar la escena y los materiales. Fue un proceso muy agradable para mí porque era la primera vez que me sentía más libre.

Pensábamos en qué información podría recabarse sobre una persona desaparecida si se trata de alguien que estuvo sola la mayor parte de esa noche y se cruzó en el camino con pocas personas que pudieron haber sido testigos y no tenían relación con ella

Tengo una pregunta muy precisa para Sofia. Es sobre un detalle de la película: los hombres que están de pie, sin decir palabra, y miran a la protagonista en la universidad. Me parece una mirada perturbadora. Quisiera saber qué puede significar para un personaje como Sofia. 

Sofia Tomic: Cuando Pedro llegó con la idea de esa imagen de gente que mira al personaje, había un aspecto relacionado con el género. Pero pienso que tiene que ver mucho más con la idea de presenciar los últimos momentos de la vida de una persona. Cuando desarrollábamos esa idea, pensábamos en qué información podría recabarse sobre una persona desaparecida si se trata de alguien que estuvo sola la mayor parte de esa noche y se cruzó en el camino con pocas personas que pudieron haber sido testigos y no tenían relación con ella. 

El aspecto específico vinculado con el género que traes a colación ahora es algo en lo que tendríamos que pensar más. Según lo que dices, esas imágenes son representativas de un tipo de mirada violenta dirigida al personaje. Pero hay varios tipos de miradas, y una es la del que mira pero no interviene, que no ayuda, que no hace nada a favor de la vida del personaje, sino que solo ve lo que ocurre. Por ejemplo, en la escena del robo hay un chico que está justo antes de ese momento. Pienso en esa persona que ve a una mujer que está sola, acostada en un rincón de la Ciudad Universitaria, y no hace nada cuando la roban. Se trata de la indiferencia que las grandes ciudades producen en todo el mundo.


Pedro Geraldo: Creo que es algo que se desarrolló naturalmente cuando lo estábamos haciendo y se volvió más consciente en el montaje. Cuando montábamos, notamos que había muchos hombres mirando y solo hay una mujer que mira. Así que decidimos reafirmar eso. También porque la secuencia de los tatuajes transcurre en el Día de la Visibilidad Lésbica en la FAU, la Facultad de Arquitectura. Hay una gran diferencia entre la gente que aparece en esa imagen, porque era como un espacio seguro, un ambiente de seguridad para que la gente hablara y se expresara. Es la parte de la película en que Sofía es más abierta, cuando puede hablar de la amiga que murió de fiebre amarilla. También es el momento de más interacción entre los personajes. 

Las conversaciones que tiene Sofia con dos hombres, después de la fiesta y en la última escena de diálogo, son diferentes. Los hombres con los que habla no le dan apoyo y ella siente que no puede contar con esa gente. Así que pienso que la manera como los otros hombres la miran es un modo de afirmar la distancia en la película. 

Profundicemos ahora en la película. Algo que me impresionó fue la actuación y cómo construye el personaje. Háblenme un poco de eso, por favor, y también de cómo se construye la narración con el encuadre y el montaje. 

Pedro Geraldo: Era la primera vez que dirigía, así que no estuve metido tanto en la actuación. Estuve muy cerca, pero no participando. Confié mucho en Sofia y tuvimos conversaciones sobre cómo yo imaginaba la filmación de las escenas porque hubo secuencias improvisadas. Así que filmamos y controlamos poco lo que pasaba. 

En la escena de la fiesta hay un montón de gente. Muchos quisieron interactuar con Sofia y tuve que decirles que no. No podían hacerlo porque teníamos que ser muy estrictos con los sentimientos del personaje en ese momento. La dirección de actores consistió en mantener la coherencia de los sentimientos a lo largo de la película. 

Sofia Tomic: Había una historia que debíamos seguir, pero no estaba definida con precisión. Fue un ejercicio de tener la posibilidad de hacer cualquier cosa y ser capaces de decir no, entendiendo lo que era importante para el proyecto. Hay muchas escenas que no están en el corte final. El montaje fue también un proceso de decir no a cosas que sobraban. Como dijo Pedro, se trató de llegar a la locación, estar presentes y entender qué podía ser parte del universo que estábamos creando y qué no. Esto siguió hasta el fin del montaje. Tanto en los cortes como en la manera como Pedro encuadró se trataba de qué podía verse y qué no, y eso también influyó tremendamente en la actuación. 

Tuvimos que grabar de nuevo el sonido de los diálogos, así que lo que escuchas en algunas secuencias es de la actualidad y las escenas se filmaron hace cinco años. La atmósfera y el tono de voz cambiaron por completo cuando entendimos que el texto y esa parte del diálogo eran importantes para la narración, pero teníamos que adaptar la atmósfera de la escena al montaje de la película. Todo fue un trabajo continuo para tratar de que todo entrara en un lenguaje coherente. 

Fue también mi primer trabajo como actriz. Realmente no fue una construcción muy organizada. Había una línea muy delgada entre mi vida y la del personaje, lo que también hizo difícil crear una linea de pensamiento organizada acerca del personaje. Se trató más de confiar en las referencias de cine que Pedro y yo compartimos, y lo que pensamos de la imagen y la atmósfera que Pedro quería para esta película. Creo que el proceso de actuación consistió en sujetarse a eso.

Fue importante tener dos maneras de enfocar la fotografía y el encuadre. Una fue con respecto al espacio. El otro enfoque era muy contrario: una manera de mirar más conectada con los detalles. Quise combinar las dos y ver qué pasaba cuando estaban juntas 

Pedro Geraldo: El montaje nos lo dividimos entre Manoela Cezar, que es la otra editora de la película, y yo. En el último momento nos concentramos en remover cosas que habían sucedido por azar. Creo que la película tiene un punto de partida que se conecta con el documental, porque tuvo un enfoque muy observacional al comienzo y eso quedó en muchas secuencias, pero también había un deseo de ficción. Estas dos cosas se mezclaron mucho durante el rodaje. Cuando estábamos en la etapa final del montaje, nos quedamos más en la ficción, así que comenzamos a quitar cosas que eran más documentales. 

Cuando vi el primer corte sentí que algo faltaba, y fue cuando Manoela comenzó a trabajar en el proyecto. Ella fue la que trajo las superposiciones de imágenes y la sensación onírica que dan. Eso también fue muy importante para que desarrolláramos más el enfoque ficcional. 

Fue importante tener dos maneras de enfocar la fotografía y el encuadre. Una fue con respecto al espacio: planos fijos del espacio en los que Sofia entraba y salía de cuadro en la misma escena, mientras que el espacio, los edificios y la arquitectura permanecían como alguien que estaba viendo a Sofia, o el paisaje también era como un testigo. Para mí fue importante tener estos planos más enfocados en la materialidad del campus. El otro enfoque era muy contrario: una manera de mirar más conectada con los detalles, más cercana al personaje, muy atenta a la piel, a la textura de la ropa, a las marcas de tinta de los tatuajes. Quise combinar las dos y ver qué pasaba cuando estaban juntas. Ese sería el concepto principal del encuadre en la película.


Otro aspecto de la narración que me llamó mucho la atención son los presagios. Es algo propio de la manera de narrar de Lucrecia Martel en particular. Quería preguntarles por qué trabajaron con esa técnica y si la fuente fue Martel. 

Pedro Geraldo: Nunca pensamos en eso, pero creo que está conectado con la tragedia. El punto de partida de la película es la muerte. Muchas veces no está claro si Sofia es la persona que muere o es otra, y Sofia fue testigo de eso. La película comienza con una muerte declarada porque en la primera secuencia hay un salto al río que no vemos, que solo escuchamos, y vemos al perro reaccionar. Empezar así es una manera de decir “esta es una película acompañada por la muerte”. La muerte va a estar presente todo el tiempo aunque no la veamos. Par mí se trató de cómo podíamos mantenernos apegados a esta técnica y sostener durante toda la película esta tensión. Creo que Sofia puede hablar más de Lucrecia Martel que yo. 

Sofia Tomic: Soy una gran fan de su obra. Ser comparados con ella es un honor porque apenas estamos comenzando a desarrollar nuestro propio lenguaje. Creo que lo que me atrae de su trabajo es exactamente lo que dijiste: la sensación de anuncio de que algo va a pasar en la historia que se está contando. Es algo que se conectaba profundamente con el proyecto de Pedro. Pienso mucho en La mujer sin cabeza (Argentina, 2008), en la muerte del niño en la canaleta. También la manera como ella construye la película, relacionada profundamente con el elemento del agua. No fue una inspiración directa, por supuesto, pero veo la relación que planteas. 

La idea con la que llegó Pedro fue pensar la muerte del personaje con relación a los ahogamientos que habían ocurrido en la Universidad de São Paulo, en la que hay varios canales y lagos, y está la Raia Olímpica, adonde va la gente con botes. Pensamos que podía ser una buena guía para escoger las locaciones. Me llama la atención, cuando veo el trabajo de Lucrecia Martel, cómo ella usa ese elemento. Soy una gran lectora de Gaston Bachelard, que estudia la estética desde una perspectiva fenomenológica. Tiene una serie de libros sobre las imágenes de los elementos, imágenes del fuego, del agua, de la tierra, del aire. Creo que el libro que escribió sobre el agua es muy importante para mi proceso de entender intelectualmente las cosas. Tuvo mucha repercusión en mí, y es un libro al que acudo cuando tengo dudas acerca de los proyectos en los que estoy. Define la muerte por agua de una manera muy hermosa. 

Una idea muy fuerte en la película es que no necesariamente el último día en la vida de una persona es un gran día. Eso también se conecta con lo fundamental del elemento del agua. Es como si la vida se escurriera entre los dedos. Creo que esa es la sensación que tiene el personaje a lo largo de toda la película. También es como si el personaje se le escurriera por entre los dedos al espectador. Eso se relaciona mucho con la manera como encuadra Pedro, y cómo el personaje entra y sale de cuadro. Es como si se escurriera por entre los dedos.

La edición de sonido estuvo muy conectada con el montaje, con cómo podíamos navegar a través de estas temporalidades diferentes, como en un flashback o un recuerdo o un sueño. Confiamos en el sonido para lograr este efecto 

Por favor, cuéntenme un poco también cómo trabajaron el sonido, incluyendo la música. 

Pedro Geraldo: Tuvimos un equipo muy pequeño. La mayoría del tiempo éramos solo Sofia y yo, así que a veces hacíamos el sonido directo. Como no somos sonidistas profesionales, el proceso fue muy intuitivo y estuvo muy conectado con lo que pasaba en el momento. Los diversos ambientes del campus estuvieron sonando todo el tiempo. La manera como capturamos el sonido directo fue muy directa. 

Después, cuando comenzamos a editar y fuimos a la fase de postproducción, comenzamos a pensar más en cómo los sonidos se podían superponer unos a otros, cómo podíamos darle otra temporalidad a la película con el sonido. La edición de sonido estuvo muy conectada con el montaje, con cómo podíamos navegar a través de estas temporalidades diferentes, como en un flashback o un recuerdo o un sueño. Confiamos en el sonido para lograr este efecto. 

La secuencia de los tatuajes es donde la música está más conectada con el interior de Sofia, con cuáles pudieran ser sus sentimientos en ese momento, que es el más caótico. Pero también es una música que tiene ese efecto que dices, de presagio. La gente que invitamos a hacerla está vinculada con una investigación de la música y el sonido relacionados con el malestar de los adultos, y para nosotros era la idea crear una sensación de malestar. Tiene una tensión muy profunda, y es de muy de tonos altos y volumen fuerte. Creo que aporta la tensión de que algo malo va a pasar. 

En cuanto a la última canción, la que cierra la película, desde que la escuché por primera vez fue la elección correcta porque da una sensación ambigua. Por una parte parece una marcha fúnebre, pero a la vez sentí en ella mucha esperanza porque lleva la película más lejos. Creo que es una canción que no se queda en la muerte. Suena como una marcha fúnebre, pero es también regocijante. 

¿Cómo ven esta película en el contexto del cine brasileño actual? ¿Con qué películas creen que dialoga Sofia foi

Pedro Geraldo: No es una pregunta muy fácil de responder. Cuando comencé el proyecto tenía muy en mente una película que no es muy reciente, pero es como de la generación de nosotros: A falta que me faz (2009), de Marília Rocha. Yo puedo relacionar esta película por cómo la cineasta trata el personaje. Es un tratamiento cuidadoso. Puedes ver que en la cámara hay una atención, pero también una gran distancia entre la cineasta y el personaje porque no tienen el mismo background económico ni racial. Fue muy bueno pensar en esta película cuando filmábamos porque yo también me siento muy cercano a Sofia, pero a la vez creo que hay una gran distancia entre nosotros. Fue importante para el proceso. 

Admiro a muchos otros cineastas brasileños, pero no veo una relación muy cercana. 

Sofia Tomic: Creo que hay otras películas brasileñas que pudieran tener una estructura similar a la nuestra en términos de dinero, equipo y cosas así. Pero hay movimientos muy diversos que se dan en este momento a todo lo largo de Brasil y tienen otras búsquedas, y es difícil comparar en términos de lenguaje y enfoque. Así que no traería a colación otras películas, aparte de A falta que me faz. También se trataba de encontrar nuestro propio lugar en el cine.

La película se rodó justo antes de que lo eligieran a Bolsonaro y la cultura fuera políticamente desmantelada. Había poco apoyo al cine. Fue el resultado de un deseo muy fuerte de ir contra eso, y ser capaces de crear 

Sofia foi es una película que fue hecha casi como por impulso, con un deseo muy fuerte de hacer cine, pero sin pasar por las estructuras burocráticas de apoyo a las que acuden muchas otras personas. Creo que eso tiene que ver con el proyecto mismo. No teníamos guion ni ningún cálculo burocrático, así que eso nos apartaba de lo que por lo general es el cine en Brasil. Fue el resultado de entender las dificultades para levantar fondos y conseguir más recursos lo que nos llevó a decidirnos por lo que podíamos hacer con lo que estaba a nuestra disposición en ese momento y tratar de construir sobre esa base. 

También tuvo que ver con la situación política en Brasil. La película se rodó justo antes de que lo eligieran a Bolsonaro y la cultura fuera políticamente desmantelada. Había poco apoyo al cine.
Fue el resultado de un deseo muy fuerte de ir contra eso, y ser capaces de crear. 

¿Cómo ven la situación del cine hoy en Brasil? 

Pedro Geraldo: Creo que el cambio de gobierno es muy reciente. Ha habido pequeños cambios, pero es muy temprano para ver diferencias. Por supuesto, creo que habrá muchas diferencias, en general, en la cultura.

Sofia Tomic: Ahora las cosas comienzan a moverse otra vez, pero con un ritmo muy lento. El daño que se produjo en los pasados años, también por la pandemia, fue muy grande. Creo que va a tomar mucho tiempo volver a lo que teníamos hace cinco años. Es un momento muy complicado, pero creo que entre mis amigos y la gente que trabaja en cine hay un gran deseo de seguir haciendo películas y continuar dedicando nuestra vida a esto. También veo que hay más gente haciendo producciones independientes. Así que es un momento duro, pero siento que hay mucha esperanza en lo que vendrá.

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