A través de mí, cruzo las fronteras de su memoria y otros cortos de Ultracinema

 

Por Pablo Gamba 

Entre los cortos de la sección Experimental de Ultracinema figura A través de mí, cruzo las fronteras de su memoria (Argentina, 2023), de Daniela Silicz, que estuvo en el festival Equinoccio, en Colombia, y premiaron en el Festival de la Provincia de Buenos Aires, en Argentina. Se trata de un ensayo sobre un tema recurrente en América Latina, al menos en la zona del campo cinematográfico que corresponde al cine independiente y documental ‒la memoria‒, y que parte de una conciencia de los problemas del testimonio y la imaginación de aquello de lo que no hay imagen. 

La película se basa en un relato oral de la abuela rusa de la cineasta acerca de la huida de la familia ante el avance de las tropas nazis sobre la Unión Soviética, en la Segunda Guerra Mundial. Pero no se lo maneja como documento sino desbordando esta función para indagar en la cuestión más trascendental de su relación con el presente, cómo esa voz no solo transmite información sino también un llamado del pasado. Se sugiere en la textura del sonido, semejante a una comunicación telefónica. 

El testimonio de la abuela se escucha en contrapunto con el relato visual de un viaje a la Patagonia en el que las cuestiones relativas al tiempo se expresan figurativamente en otra dimensión, que es la del espacio. Uno de los planos iniciales transmite una sensación de tiempo que corre en el presente al mostrar el paisaje visto desde la ventana del auto que marcha por la carretera, pero también de lo que va dejando atrás, reflejado en el espejo retrovisor. Podría verse en esta imagen una metáfora del tiempo para el filósofo Henri Bergson: el presente y el pasado como dos “chorros” que se bifurcan. El siguiente plano tiene como centro la línea que marca la proximidad del borde de la ruta, vista desde el vehículo en marcha. Limita dos espacios paralelos, como pueden serlo también el tiempo presente del viaje y el pasado del testimonio. 


El desarrollo formal de A través de mí, cruzo las fronteras de su memoria se da sobre la base de la tensión de la búsqueda del encuentro imposible entre el tiempo que se bifurca en el presente y ese otro pasado que “corre” como a su lado. Las imágenes adoptan explícitamente después una perspectiva visual y sonora análoga a la primera persona del relato oral, en los planos subjetivos del personaje invisible que ha bajado del auto y camina por el campo. En el acercamiento progresivo a detalles del paisaje también. Expresan en el espacio la aproximación imposible en el tiempo. De este modo se llega a las partes en las que se perfila una narración audio-visual, donde el encuentro parece producirse cuando lo visto en la Patagonia de algún modo ilustra la historia escuchada, así como en Argentina y Rusia, ayer y hoy, vemos la misma Luna. 

Todo esto hace de la película de Silicz una lúcida reflexión breve sobre cómo el pasado de otros se hace nuestro cuando cuando su llamado nos alcanza y así nos atañe. Pero hay síntomas de otros problemas con relación al pasado que se expresan aquí, en particular en la representación de la Patagonia como un lugar vasto, despoblado y de una belleza impresionante. 

Esto también tiene que ver con el tiempo: es un espacio del futuro, de un futuro mejor. Está implícita en esto otra experiencia de la abuela que alcanza a la nieta, no de la huida en Europa sino de la migración a América, donde el llamado del personaje también transmite su historia al futuro al contarla. Pero esto reproduce, quiérase o no, la perspectiva del colonizador, y conlleva la tensión con otra temporalidad paralela que se ha deshecho con violencia en este continente. América nunca ha sido, ni es, un espacio despoblado, dispuesto para la realización de los sueños del que llega. Allí donde no se ve a nadie, hay que preguntarse por huidas terribles, desesperadas, como la de los rusos ante los nazis.


Galaxia equina. La huida de los patos místicos (Bolivia, 2023), que también es parte de la sección Experimental de Ultracinema, se presenta modestamente como una película de un taller de rotoscopia cuya facilitadora fue Camila Perales. Intervinieron con animación un fragmento de una película familiar proveniente del archivo de la Fundación Flavio Machicado Vizcarra. El material se filmó en Santiago de Chile en 35 mm, lo que evidencia la posición social de los realizadores.

Dicho esto, más que de apropiación, este impresionante cortito de dos minutos debería ser calificado como de expropiación de las imágenes que testimonian la afición de la familia rica por los caballos. La intervención de las realizadoras las desvía hacia lo psicodélico con toda la irreverencia que el título expresa y como si esa posición social fuera ajena a la realidad, de alucinante, para ellas. Es una pieza que recuerda así el humor de las animaciones de Terry Gilliam como Monty Pyton, pero que lo desborda tanto por lo que respecta a la intensidad del trabajo hecho sobre el material fílmico como por el desenfreno en su rebeldía iconoclasta.


El tercer corto de la sección Experimental de Ultracinema que comentamos aquí, Reparaciones (Colombia, 2022), de Wilson Borja, ganó el Premio Ciudad de Annecy, un galardón especial del festival de animación que allí se celebra y que es el más importante del mundo. Un largometraje del mismo país, La otra forma (2022), dirigido por Diego Felipe Guzmán, compitió también el año pasado en Annecy, lo que da una idea del ascenso que ha tenido la animación colombiana. 

Reparaciones tiene como protagonista un objeto inanimado: una silla entre muchas otras. Su fuerza descansa en el valor de esta y otras imágenes como símbolos evidentes, pero no por eso triviales, del buscar asiento en este caso, como podría decirse en forma coloquial. Hay otras imágenes como las que nos acosan en las pesadillas, que evocan la expulsión del hogar, del lugar de origen; el cruce de fronteras y el estar sometido, en general, a las fuerzas que se desatan sobre los migrantes y hacen de su vida una contingencia sin fin. También se identifican elementos que refieren a una experiencia en particular entre los nómadas de hoy. Son propios de las culturas africanas o de la diáspora de ese continente, de la que son parte tantas comunidades desplazadas por la violencia en el país del cineasta. 

El corto navega de este modo por la temática actualmente tan transitada de las migraciones y desplazamientos, construyendo una atmósfera en torno a la necesidad de huir y los obstáculos y peligros que estas personas afrontan en su tránsito. La opción por una forma no narrativa sino asociativa, basada en las sensaciones y las emociones, la aparta del camino trillado de los relatos testimoniales para desarrollar una acercamiento más sensible y profundo a estos personajes. 

El problema es el salto que hay, al final, hacia los motivos de la resiliencia, expresados también simbólicamente con las reparaciones a las que hace referencia el título. De la atmósfera sensorial y emocional no es posible llegar a esto sin solución de continuidad, sin un salto hacia una lógica de otro tipo, que es la de una narrativa basada aquí en la resistencia cultural de la diáspora africana en todo el mundo. Hay un hiato no resuelto entre la desolación que se siente y la fábula de la reconstrucción.

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