Otro sol y O dia que te conheci
Por Pablo Gamba
Las dos películas premiadas en la Competencia Latinoamericana de Largometrajes del Festival de Mar del Plata tienen en común que son enfrentamientos con las formas dominantes de narrar a sus personajes. Otro sol (Chile, 2023), la ganadora en esta sección, se estrenó en Cinéma du Réel, estuvo en Indielisboa y es el primer largo de Francisco Rodríguez Teare, director del corto Luna de hierro (Chile, 2017). O dia que te conheci (Brasil, 2023), de André Novais Oliveira, recibió el Premio Especial del Jurado. El cineasta brasileño había compartido el mismo galardón en 2015 en el BAFICI por Ela volta na quinta (Brasil, 2015).
En Otro sol el enfrentamiento cobra singular relevancia en el orden de lo discursivo. Se da entre la manera de relatar un robo en el lenguaje de los expedientes de los tribunales y las versiones que se cuentan como cuentos, y que pueden llegar a convertirse en leyendas populares sobre los delincuentes famosos y sus “hazañas”. También entra en juego en esto la visualidad, cuando la película de Rodríguez Teare se vuelve irónicamente parecida a las reconstrucciones judiciales.
La historia es de un “lanza”, como se dice popularmente en Chile a los ladrones. Se trata de Alberto Candia, uno de los autores de un robo en 1978 a la catedral de Cádiz. De allí se llevaron piezas que habían sido sustraídas de América por un crimen legal, como botín de la Conquista. Algo de justicia poética tuvo el caso, que contribuyó a darles fama internacional a los hampones chilenos, aunque el criminal más célebre de ese país sigue siendo el dictador Augusto Pinochet.
Los expedientes judiciales son documentos heterogéneos, que reúnen partes de muy diversa naturaleza, y lo es también esta película híbrida, en la que se conjugan el documentalismo y la ficción. Al choque entre la lengua del pueblo y la de la burocracia lo acompañan así otros, en el orden de lo visual. Uno de ellos se da entre el paisaje desértico y de costa chileno, en una zona donde está prohibido construir viviendas y por eso es guarida de delincuentes, y el laberinto de callejuelas estrechas en Cádiz. Pero también la narrativa es laberíntica, y a esto me refiere la que podría ser una cita de Blue Velvet (1986), de David Lynch: el hallazgo de una oreja.
La verdad, el poder y lo que se desvía y se fuga aquello de lo que trata Otro sol. Su dimensión más profunda la alcanza en la tensión entre lo discursivo y lo que lo desborda visualmente y se le escapa en el paisaje y la materialidad de la imagen cinematográfica, fílmica aquí.
El problema con esto es que muy evidentemente refiere al pensamiento de autores como Michel Foucault y Gilles Deleuze, que se han establecido como autoridades en la Academia, y en los campos del arte y el cine. Los ha asimilado un poder que hoy produce películas que basan sus críticas al poder y su valoración de las resistencias en ese pensamiento, aunque parezca contradictorio.
Desde este ángulo que hay que ver la manera como Otro sol se confronta con otros relatos cinematográficos sobre delincuentes de extracción popular o marginal, cuyas representaciones se construyen sobre la premisa del conflicto de clases sociales. Un clásico ejemplo es El Chacal de Nahueltoro (Chile, 1968), de Miguel Littin. Así como en los años sesenta una corriente de la crítica y algunos festivales internacionales legitimaban el nuevo cine latinoamericano sobre la base de valores que lo vinculaban con el pensamiento de la izquierda revolucionaria, hoy ocurre con los discursos de la resistencia.
O dia que te conheci es una película en la que cobran protagonismo los cuerpos. En este caso son de dos excelentes actores: Renato Novaes y Grace Passô, que también es directora del mediometraje Vaga carne (Brasil, 2019) y el corto República (Brasil, 2020). Son gordos los dos, y en este sentido desafían los estereotipos de belleza de la publicidad, la televisión y el cine hegemónico, y son arobrasileños, como igualmente lo es el director de la película.
Una característica que distingue el cine de André Novais Oliveira es su capacidad de “contar lo real como si fuera una historia”, como proponía Cesare Zavattini, guionista de Ladrón de bicicletas (Vittorio de Sica, 1948) y otras películas del neorrealismo. En este sentido se lo puede considerar entre los continuadores de la segunda recuperación latinoamericana de este movimiento italiano iniciada por el nuevo cine argentino en los años noventa del siglo pasado.
O dia que te conheci parece irónicamente el título de un drama o comedia románticos inspirados en Hollywood. La maestría del cineasta se evidencia en cómo disuelve los tópicos genéricos en el contexto de una historia cotidiana, lo que los neorrealistas también hacían, en particular con el melodrama. La película trata desde el comienzo de ganar la simpatía hacia el protagonista, Zeca, por la manera como lidia con su dificultad para levantarse temprano y llegar a tiempo a su trabajo en la biblioteca escolar, pero sin hacer de esto un rasgo que lo defina como cómico, por ejemplo.
La conexión con Luisa empieza a estrecharse cuando hablan de los medicamentos antidepresivos que toman, pero sin que vaya más allá de un pretexto para conversar. No se recurre a esto para dotarlos de una “psicología” que los construya como “nerviosos”, salidos de una comedia de la oficina con personajes de una clase media urbana estresada. También hay aquí una contemplación de la vida en una ciudad de provincia que no incurre en la identificación falsa del costumbrismo.
Al filmar de esta manera, André Novais Oliveira hace que su cine se confronte con las representaciones hegemónicas de los medios de comunicación y las películas que vinculan a los afrodescendientes con situaciones de pobreza y marginalidad, y por ende con el crimen. No es menos menos importante señalar que esto incluye situar las historias y filmarlas en lugares que también dan visibilidad a la diversidad de Brasil, que no son las ciudades de Río de Janeiro, São Paulo o Brasilia, ni tampoco el sertão del cinema novo ni otros paisajes rurales emblemáticos.
Pero hay un problema con todo esto, y que yo vincularía con el rechazo de la “demanda política (qué hacer)”, que Gonzalo Aguilar atribuye al nuevo cine argentino. Se percibe en la manera como Zeca afronta la decisión de despedirlo que toma la escuela por sus reiteradas demoras y faltas al trabajo, y que además le comunica Luisa. La experiencia ordinaria del mundo laboral en la actualidad indica que no es nada fácil encontrar un empleo fijo, como parece ser ese, que también da la impresión de que es un trabajo fácil y agradable, en comparación con la mayoría de los pocos que se ofrecen. Más complicado aún puede ser para alguien con ese antecedente, por no entrar en consideraciones acerca de la discriminación contra los “negros” y “gordos”.
Por lo que a esto respecta en particular, el mundo de la vida cotidiana de O día que te conheci se convierte en una representación de las cosas, no tal como son, como parece ser la aspiración de la película, sino como deberían ser, incluso como una utopía, si acaso no un simple sueño de un Brasil sin angustia social ni discriminación. Me lleva a pensar en el rechazo airado de la tesis de la sociedad “postracial” que le escuché a Lee en una conferencia de prensa a la que asistí.
Traigo esto a colación porque en O día que te conheci hay una escena que tiene como fondo un mural en el que se representan héroes de la resistencia afroamericana. Uno de ellos es Malcolm X, pero también hay dos Michael Jackson, uno negro y otro blanco, como dice Zeca. También se burlaba ácidamente Spike Lee del líder musulmán estadounidense y de su contrafigura cristiana, Martin Luther King, en Do The Right Thing (1989), pero en el contexto de una historia que tensamente avanza hacia un crimen racista y la respuesta violenta de la comunidad. Quizás Novais Oliveira haya querido expresar también un rechazo a representar la vida de los afrobrasileños como si su destino social fuera una permanente lucha, como si su vida no pudiera ser apacible como la de los blancos. Pero, ¿cómo distinguir eso del escamoteo “postracial”?
Comentarios
Publicar un comentario